Paulson, de Goldman SAchs, propuesto para la cartera de Hacienda

Tras “renunciar” a John Snow, George W.Bush candidateó para el cargo al presidente de Goldman Sachs, Henry Paulson. Su cometido principal: lograr del congreso nuevas rebajas impositivas para dividendos bursátiles y contribuyentes adinerados.

30 mayo, 2006

Justamente, Bush destacó la experiencia y los contactos de negocios del futuro secretario. Confía en su capacidad de explicar complejidades económicas en lenguaje accesible a legos. Por ejemplo, los legisladores. El mandatario señaló que “continuará las políticas en marcha”, pero el problema de Snow –que explica su caída- era precisamente la falta de ellas.

Por supuesto, si el nombramiento cuaja, Bush tendrá dos cosas diferentes. Primero, un alto funcionario con ideas propias, acostumbrado a mandar y ser obedecido. Segundo, un fuerte cabildero de Wall Street y sus propios intereses financieros. En una cosa coinciden: creen que la economía norteamericana es lo bastante sólida para soportar nuevas concesiones tributarias.

Ocurre, empero, que los paquetes aprobados desde 2011 –suman hasta ahora rebajas por US$ 2,45 billones hasta 2012- han agravado el déficit fiscal. A su vez, éste empalma con el rojo en la cuenta corriente de pagos externos (6,1% del producto bruto interno) y en la balanza comercial. En este contexto, varios analistas no tomaron en serio otra frase de Bush: “Paulson nos mantendrá en el camino de reducir a la mitad el déficit fiscal para 2009”.

Otra misión de la nueva estrella será tratar de persuadir a China para moverse más rápido hacia una paridad dólar-yüan “más compatible con el mercado”. En realidad, con los exportadores norteamericanos. La caída de Snow dista de ser inesperada, pero coincide con una difícil coyuntura. En Estados Unidos, la economía pierde impulso y puede llegar a la estanflación. Afuera, los mercados cambiario, petrolero, de insumos industriales y metales preciosos viven una fase por demás volátil.

Por cierto, la primera reacción en la bolsa neoyorquina fue pésima. Los principales paneles perdían de 1,31 a 2,06% y, a esta altura, mayo puede ser el peor mes en más de dos años. El euro rebotó a US$ 1,288, el dólar a ¥ 112. Mientras las tasas se recobraban a 5,07% (T-10) y 5,18% (T.39), el oro lo hacía hasta US$ 663,50 y el crudo tejano intermedio a US$ 72,60 el barril.

Justamente, Bush destacó la experiencia y los contactos de negocios del futuro secretario. Confía en su capacidad de explicar complejidades económicas en lenguaje accesible a legos. Por ejemplo, los legisladores. El mandatario señaló que “continuará las políticas en marcha”, pero el problema de Snow –que explica su caída- era precisamente la falta de ellas.

Por supuesto, si el nombramiento cuaja, Bush tendrá dos cosas diferentes. Primero, un alto funcionario con ideas propias, acostumbrado a mandar y ser obedecido. Segundo, un fuerte cabildero de Wall Street y sus propios intereses financieros. En una cosa coinciden: creen que la economía norteamericana es lo bastante sólida para soportar nuevas concesiones tributarias.

Ocurre, empero, que los paquetes aprobados desde 2011 –suman hasta ahora rebajas por US$ 2,45 billones hasta 2012- han agravado el déficit fiscal. A su vez, éste empalma con el rojo en la cuenta corriente de pagos externos (6,1% del producto bruto interno) y en la balanza comercial. En este contexto, varios analistas no tomaron en serio otra frase de Bush: “Paulson nos mantendrá en el camino de reducir a la mitad el déficit fiscal para 2009”.

Otra misión de la nueva estrella será tratar de persuadir a China para moverse más rápido hacia una paridad dólar-yüan “más compatible con el mercado”. En realidad, con los exportadores norteamericanos. La caída de Snow dista de ser inesperada, pero coincide con una difícil coyuntura. En Estados Unidos, la economía pierde impulso y puede llegar a la estanflación. Afuera, los mercados cambiario, petrolero, de insumos industriales y metales preciosos viven una fase por demás volátil.

Por cierto, la primera reacción en la bolsa neoyorquina fue pésima. Los principales paneles perdían de 1,31 a 2,06% y, a esta altura, mayo puede ser el peor mes en más de dos años. El euro rebotó a US$ 1,288, el dólar a ¥ 112. Mientras las tasas se recobraban a 5,07% (T-10) y 5,18% (T.39), el oro lo hacía hasta US$ 663,50 y el crudo tejano intermedio a US$ 72,60 el barril.

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