Otro fallo contra bonistas e inminente acuerdo local (20-X)

En Roma, otro juez rechazó un embargo pedido por un “comité” local de bonistas. En Buenos Aires, el embajador francés apoyó a Roberto Lavagna, que espera cerrar un acuerdo con bancos y aseguradoras la semana próxima.

20 octubre, 2004

El fallo del magistrado Luigi Foschini, contra el llamado “comitato creditori dell’Argentina” –en realidad, el abogado Mauro Sandri-, tiene relevancia política. En efecto, restablece el principio de inmunidad jurisdiccional en favor del estado extranjero. Es el sexto dictamen en prima instancias emitido en Italia.

Hay dos en Alemania, más desfavorables a bancas y firmas de valores que colocaron bonos argentinos cuanto sabía que eran chatarra. Sumados a veredictos en Estados Unidos, forma ya un “corpus” útila para demandar –en el país y el exterior- a ministros de Economía, secretarios de Hacienda y presidentes del Banco Central durante el lapso 1990-2001 (doce años).

Estas novedades se insertan en un contexto bastante menos negativo que el de hace algunas semanas. Por ejemplo, Standard & Poor’s mejoró la calificación de la deuda (de CCC a CCC+ para “boden” en pesos). Al margen de nuevas alzas oportunistas en la bolsa, esto puede acelerar las actuales negociaciones europeas. La encuesta de KPMG sobre retroceso del fraude y la corrupvión en el país también en un factor favorable.

Previendo la decisión de S&P –que incluye los préstamos garantidos (suben de CCC a CCC+- y una similar de Moody’s Investors Service, firmas de valores y bancas de inversión internacionales dispusieron que sus analistas mostrasen optimismo en el caso argentino. Entretanto, la propia S&P sacaba a luz un dato sugestivo, cuidadosamente soslayado durante la larga campaña de opinión contra el canje: no hay proporciones de adhesión fijas para salir de un cese de pagos.

En Londres, Fráncfort, Tokio y Nueva York, varios intermediarios fuertes en el mercado financiero señalaban que, ahora, existen condiciones mínimas para que prospere la propuesta de canje. Una de ellas, disimulada por el gobierno con desmentidos formales y el propio Fondo Monetario, es que –“sotto voce”- algunas mejoras se han introducido vía Comisión Federal de Valores (SEC).

Obviamente, pesa un componente ajeno a las negociaciones: la violenta alza del petróleo presiona sobre la rentabilidad de bonos calificados AA/AAA. Es decir, ceden las tasas y esto beneficia a papeles emitidos o a emitir por deudores soberanos periféricos. Por supuesto, los analistas no olvidan los intereses de sus firmas e insisten en “un pago simbólico en efectivo”.

Estas movidas acotan aún más el margen de maniobra de los “comités” armados por financistas y fondos especulativos, en nombre de pequeños inversores no bien identificados. También dejan un poco en el aire a gobiernos que se han plegado, de un modo u otro, a las presiones de los “bonistas”. Especialmente, el italiano.

Por su parte, el dato sobre proporción de acreedores que acepten el canje tampoco mejora la posición del “lobby” intransigente. En realidad, Argentina sigue los pasos de Rusia, Pakistán, Ecuador o Uruguay –presentado como “modelo de buena conducta” por el negocio financiero- en cuanto a restructuraciones vía canje. Al igual que Buenos Aires ahora, esos países estaban en “incumplimiento selectivo” (“default” es palabra innecesaria) y algunos lograron bajos grados de adhesión a sus propuestas. Al cabo de los canjes y según cada situación local, emergieron con calificaciones de CCC+ (Ecuador) a BB+ (Rusia).

El fallo del magistrado Luigi Foschini, contra el llamado “comitato creditori dell’Argentina” –en realidad, el abogado Mauro Sandri-, tiene relevancia política. En efecto, restablece el principio de inmunidad jurisdiccional en favor del estado extranjero. Es el sexto dictamen en prima instancias emitido en Italia.

Hay dos en Alemania, más desfavorables a bancas y firmas de valores que colocaron bonos argentinos cuanto sabía que eran chatarra. Sumados a veredictos en Estados Unidos, forma ya un “corpus” útila para demandar –en el país y el exterior- a ministros de Economía, secretarios de Hacienda y presidentes del Banco Central durante el lapso 1990-2001 (doce años).

Estas novedades se insertan en un contexto bastante menos negativo que el de hace algunas semanas. Por ejemplo, Standard & Poor’s mejoró la calificación de la deuda (de CCC a CCC+ para “boden” en pesos). Al margen de nuevas alzas oportunistas en la bolsa, esto puede acelerar las actuales negociaciones europeas. La encuesta de KPMG sobre retroceso del fraude y la corrupvión en el país también en un factor favorable.

Previendo la decisión de S&P –que incluye los préstamos garantidos (suben de CCC a CCC+- y una similar de Moody’s Investors Service, firmas de valores y bancas de inversión internacionales dispusieron que sus analistas mostrasen optimismo en el caso argentino. Entretanto, la propia S&P sacaba a luz un dato sugestivo, cuidadosamente soslayado durante la larga campaña de opinión contra el canje: no hay proporciones de adhesión fijas para salir de un cese de pagos.

En Londres, Fráncfort, Tokio y Nueva York, varios intermediarios fuertes en el mercado financiero señalaban que, ahora, existen condiciones mínimas para que prospere la propuesta de canje. Una de ellas, disimulada por el gobierno con desmentidos formales y el propio Fondo Monetario, es que –“sotto voce”- algunas mejoras se han introducido vía Comisión Federal de Valores (SEC).

Obviamente, pesa un componente ajeno a las negociaciones: la violenta alza del petróleo presiona sobre la rentabilidad de bonos calificados AA/AAA. Es decir, ceden las tasas y esto beneficia a papeles emitidos o a emitir por deudores soberanos periféricos. Por supuesto, los analistas no olvidan los intereses de sus firmas e insisten en “un pago simbólico en efectivo”.

Estas movidas acotan aún más el margen de maniobra de los “comités” armados por financistas y fondos especulativos, en nombre de pequeños inversores no bien identificados. También dejan un poco en el aire a gobiernos que se han plegado, de un modo u otro, a las presiones de los “bonistas”. Especialmente, el italiano.

Por su parte, el dato sobre proporción de acreedores que acepten el canje tampoco mejora la posición del “lobby” intransigente. En realidad, Argentina sigue los pasos de Rusia, Pakistán, Ecuador o Uruguay –presentado como “modelo de buena conducta” por el negocio financiero- en cuanto a restructuraciones vía canje. Al igual que Buenos Aires ahora, esos países estaban en “incumplimiento selectivo” (“default” es palabra innecesaria) y algunos lograron bajos grados de adhesión a sus propuestas. Al cabo de los canjes y según cada situación local, emergieron con calificaciones de CCC+ (Ecuador) a BB+ (Rusia).

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