Northern Rock acude al estado, como en cualquier país periférico
El gobierno británico trata de acelerar la venta de la mayor caja hipotecaria del reino. Principal victima de dos crisis occidentales (inmobiliaria, crediticia), pero no globales, nadie descarta su nacionalización, palabra tabú en Londres.
Este plan carece de precedentes en las islas, reducto histórico del mercantilismo, y está en manos de Goldman Sachs como asesor del poder ejecutivo. En esencia, se busca convertir el préstamo de unos US$ 50.000 millones, otorgado por el Banco de Inglaterra (central) a NR y efectivizado vía bonos con garantía estatal.
Esa abierta intervención del BdeI en el derrumbe de NR sucedió en octubre, cuando la banca –quinta del país en su tipo antes de la crisis- arriesgaba a liquidación lisa y llana. Contra una larga historia de abstención, el emisor fue obligado por el gobierno laborista a privilegiar intereses sociales sobre negocios financieros. Pero el mundo no se vino abajo, como solía creer Mervyn King, presidente del BdeI cuyo mandato tal vez sea renovado (lo cual sería un error).
El esquema debe aún ser aprobado por la Autoridad de Servicios Financieros (ASF, la comisión de valores local) y la Comisión Europea. Se trata de un recurso capaz de estimular ofertas privadas, pues facilitará el pago inmediato de la deuda. Sin embargo, como contrapartida el estado continuaría ligado a NR durante la validez de los títulos garantidos, vale decir de cinco años en más. Esto puede acarrearles pérdidas a los contribuyentes: como en los salvatajes de Henry Paulson, el público no tiene canales para opinar.
En realidad, el plan persigue evitar la nacionalización directa, salida embarazosa para elBdeI y el gobierno. No obstante, a diferencia de Antony Blair, el primer ministro Gordon Brown podría preferirla, para no agobiar al contribuyente haciéndole pagar por errores de malos banqueros. Esta opción, claro, privaría a Goldman Sachs de un negocio bastante jugoso. Alistair Durning, ministro de economía, es partidario de la nacionalización, resistida por King y el directoriodel BdeI.
Este plan carece de precedentes en las islas, reducto histórico del mercantilismo, y está en manos de Goldman Sachs como asesor del poder ejecutivo. En esencia, se busca convertir el préstamo de unos US$ 50.000 millones, otorgado por el Banco de Inglaterra (central) a NR y efectivizado vía bonos con garantía estatal.
Esa abierta intervención del BdeI en el derrumbe de NR sucedió en octubre, cuando la banca –quinta del país en su tipo antes de la crisis- arriesgaba a liquidación lisa y llana. Contra una larga historia de abstención, el emisor fue obligado por el gobierno laborista a privilegiar intereses sociales sobre negocios financieros. Pero el mundo no se vino abajo, como solía creer Mervyn King, presidente del BdeI cuyo mandato tal vez sea renovado (lo cual sería un error).
El esquema debe aún ser aprobado por la Autoridad de Servicios Financieros (ASF, la comisión de valores local) y la Comisión Europea. Se trata de un recurso capaz de estimular ofertas privadas, pues facilitará el pago inmediato de la deuda. Sin embargo, como contrapartida el estado continuaría ligado a NR durante la validez de los títulos garantidos, vale decir de cinco años en más. Esto puede acarrearles pérdidas a los contribuyentes: como en los salvatajes de Henry Paulson, el público no tiene canales para opinar.
En realidad, el plan persigue evitar la nacionalización directa, salida embarazosa para elBdeI y el gobierno. No obstante, a diferencia de Antony Blair, el primer ministro Gordon Brown podría preferirla, para no agobiar al contribuyente haciéndole pagar por errores de malos banqueros. Esta opción, claro, privaría a Goldman Sachs de un negocio bastante jugoso. Alistair Durning, ministro de economía, es partidario de la nacionalización, resistida por King y el directoriodel BdeI.
