Ministros y expertos comerciales salen a encarar la ronda Dohá

Ministros de varios países están en Londres y, luego, pasarán a Ginebra. Sus esfuezos buscan recacatar la ronda Dohá del marasmo causado por renuencia de la Unión Europa y Estados Unidos a negociar en serio los subsidios agrícolas.

8 noviembre, 2005

Existe creciente preocupación, en cuanto a que las divergencias en materia de políticas aduaneras acaben provocando otro fracaso, esta vez en Hongkong, diciembre. Eso podría acabar con la ronda y la propia Organizacion Mundial de Comercio (OMC). Así sucedió en la década anterior con la ronda Urugaiuy y el Acuerdo General de Comercio y Tarifas (AGCT, mejor conocido como GATT).

En realidad, la OMC tenía –o tiene- ambiciones de mayor alcance. Su objeto reside en reducir o eliminar tarifas, subsidios, cuotas y otras trabas al libre comercio. Lamentablemente, lo ocurrido en la reeciente “cumbre de las Américas” no es de buen augurio. Amén de la intransigencia estadounidense en materia de subsidios, Méjico desempeñó un lamentable papel: insistió en la nonata Área de Libre Comercio –un instrumento para promover exportaciones norteamericanas-, olvidando que el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y Canadá no le ha servido, en once años, para quebrar las barreras aduaneras de Washington.

Volviendo a la ronda Dohá, criticos de medio mundo advirtieron que sería ilusorio esperar avances substanciales. Lo único seguro es que habrá violentas manifestaciones callejeras, como en Seattle (1999), Cancún (2003) y Mar del Plata, aunque en escala reducida.

Las reuniones en Londres son entre altos funcionarios de EE.UU., la UE, Brasil, Australia e India. Luego, en Ginebra, se les unirán unas veinte delegaciones ministerials pues, como es usual, este costoso turismo parece obligatorio en las entidades multilaterales.

Brasil e India actúan como reprsentantes del grupo de 20 economías en desarrollo, que incluye China. Este sector sostiene que los países centrales deben hacer relativamente más que los periféricos, en lo tocante a bajar barreras al comercio. Australia representa al grupo de 17 (Cairns) principales exportadores de carnes, granos y oleaginosas.

EE.UU. y la UE han formulado sendas ofertas, en las últimas tres semanas, para reducir subsidios y gravámenes. Ambas partes se las han tachado mutuamente de insuficientes. Pero Pascal Lamy, director general de la OMC, estima que ambas merecen consideración. No parece una opinión muy atendible, pues el francés fue comisario de Comercio de la UE y, como tal, campeón de los subsidios.

Particularmente controvertida es la insistencia europea –impuesta por Francia- en que ningún acuerdo implique cambios en subsidios internos, convenidos anticipando un acuerdo que jamás se materializó. Aparte de insistir en que los detalles de la oferta no eran negociables, Bruselas señaló que todo eventual arreglo sería válido sólo si otros países aceptasen una lista de normas. Inclusive una que limita donaciones norteamericanas de alimentos a países pobres, por lo cual este galimatías acabará afectando a la FAO.

“Los mercados agrícolas mundiales son un desastre y prolifera todo tipo de medidas que distorsionan el comercio”. Eso decía en privado Robert Zoellick, ex representante comercial estadounidense, ahora en el equipo de Condoleezza Rice.

Los debates de esta semana muestran una conspicua ausencia: el grupo de los 10, inclusive Japón, Surcorea y Suiza, que se hallan entre las mayores beneficiarias del libre comercio en bienes industriales. Este sector también impone fuertes restricciones a la importación de alimentos y se resiste a desmantelarlas, porque considera eso un riesgo político.

En EE.UU, entretanto, el congreso le ha otorgado al presidente facultades especiales para negociar pactos comerciales hasta el 30 de junio de 2007. En octubre, el gobierno señaló que precisa tres meses para poner un acuerdo en términos legales y otros tres para el pasaje legislativo. Debido a este cronograma, el plazo final para lograr consenso global es fines de 2006 (tres años de retraso respecto de la fecha original).

No obstante, es preciso llegar en Hongkong a definir lineaminetos generales sobre política agrícola, tarifas, etc. Pocos esperan que eso suceda y, en este plano, el fracaso en Mar del Plata es una clara advertencia: Washingtron tenía el voto de sus satélites (Centroamérica más el Caribe anglófono), Méjico,Perú y Chile, pero poco le sirvió.

the end of 2006 (three year of total delay). Yet, broad outlines of a deal on agriculture policy and tariffs must be reached at Hong Kong. Poco esperan que eso suceda.

Existe creciente preocupación, en cuanto a que las divergencias en materia de políticas aduaneras acaben provocando otro fracaso, esta vez en Hongkong, diciembre. Eso podría acabar con la ronda y la propia Organizacion Mundial de Comercio (OMC). Así sucedió en la década anterior con la ronda Urugaiuy y el Acuerdo General de Comercio y Tarifas (AGCT, mejor conocido como GATT).

En realidad, la OMC tenía –o tiene- ambiciones de mayor alcance. Su objeto reside en reducir o eliminar tarifas, subsidios, cuotas y otras trabas al libre comercio. Lamentablemente, lo ocurrido en la reeciente “cumbre de las Américas” no es de buen augurio. Amén de la intransigencia estadounidense en materia de subsidios, Méjico desempeñó un lamentable papel: insistió en la nonata Área de Libre Comercio –un instrumento para promover exportaciones norteamericanas-, olvidando que el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y Canadá no le ha servido, en once años, para quebrar las barreras aduaneras de Washington.

Volviendo a la ronda Dohá, criticos de medio mundo advirtieron que sería ilusorio esperar avances substanciales. Lo único seguro es que habrá violentas manifestaciones callejeras, como en Seattle (1999), Cancún (2003) y Mar del Plata, aunque en escala reducida.

Las reuniones en Londres son entre altos funcionarios de EE.UU., la UE, Brasil, Australia e India. Luego, en Ginebra, se les unirán unas veinte delegaciones ministerials pues, como es usual, este costoso turismo parece obligatorio en las entidades multilaterales.

Brasil e India actúan como reprsentantes del grupo de 20 economías en desarrollo, que incluye China. Este sector sostiene que los países centrales deben hacer relativamente más que los periféricos, en lo tocante a bajar barreras al comercio. Australia representa al grupo de 17 (Cairns) principales exportadores de carnes, granos y oleaginosas.

EE.UU. y la UE han formulado sendas ofertas, en las últimas tres semanas, para reducir subsidios y gravámenes. Ambas partes se las han tachado mutuamente de insuficientes. Pero Pascal Lamy, director general de la OMC, estima que ambas merecen consideración. No parece una opinión muy atendible, pues el francés fue comisario de Comercio de la UE y, como tal, campeón de los subsidios.

Particularmente controvertida es la insistencia europea –impuesta por Francia- en que ningún acuerdo implique cambios en subsidios internos, convenidos anticipando un acuerdo que jamás se materializó. Aparte de insistir en que los detalles de la oferta no eran negociables, Bruselas señaló que todo eventual arreglo sería válido sólo si otros países aceptasen una lista de normas. Inclusive una que limita donaciones norteamericanas de alimentos a países pobres, por lo cual este galimatías acabará afectando a la FAO.

“Los mercados agrícolas mundiales son un desastre y prolifera todo tipo de medidas que distorsionan el comercio”. Eso decía en privado Robert Zoellick, ex representante comercial estadounidense, ahora en el equipo de Condoleezza Rice.

Los debates de esta semana muestran una conspicua ausencia: el grupo de los 10, inclusive Japón, Surcorea y Suiza, que se hallan entre las mayores beneficiarias del libre comercio en bienes industriales. Este sector también impone fuertes restricciones a la importación de alimentos y se resiste a desmantelarlas, porque considera eso un riesgo político.

En EE.UU, entretanto, el congreso le ha otorgado al presidente facultades especiales para negociar pactos comerciales hasta el 30 de junio de 2007. En octubre, el gobierno señaló que precisa tres meses para poner un acuerdo en términos legales y otros tres para el pasaje legislativo. Debido a este cronograma, el plazo final para lograr consenso global es fines de 2006 (tres años de retraso respecto de la fecha original).

No obstante, es preciso llegar en Hongkong a definir lineaminetos generales sobre política agrícola, tarifas, etc. Pocos esperan que eso suceda y, en este plano, el fracaso en Mar del Plata es una clara advertencia: Washingtron tenía el voto de sus satélites (Centroamérica más el Caribe anglófono), Méjico,Perú y Chile, pero poco le sirvió.

the end of 2006 (three year of total delay). Yet, broad outlines of a deal on agriculture policy and tariffs must be reached at Hong Kong. Poco esperan que eso suceda.

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