Menos temor por tasas y reacción parcial por alza de crudos

Pese a la reacción parcial del martes, sigue el malestar por el brusco desarme de futuros en bonos. Wall Street teme un alza de tasa básicos norteamericanos en julio. Y recrudece la volatilidad del petróleo, un factor inflacionario.

11 mayo, 2004

Los analistas políticos insisten en que, en plena campaña electoral y con George W.Bush acosado por Irak y los excesos de sus propias tropas, es casi imposible que Alan Greenspan eleve los tipos referenciales. Pero el propio presidente de la Reserva Federal reiteraba, el lunes, que un leve ajuste no tendría efectos negativos.

Pero la tasa de largo plazo –o sea, el rinde de letras de Tesorería a diez años, T-10- pegó un salto de 4,6 a 4,8% anual en dos ruedas y el martes se moderó a 4,77%, nivel que igual no se veía en años. Por otra parte, las decisiones en el comité de mercado abierto (RF) se toman por mayoría de votos. El presidente sólo interviene si hay empare.

Eso explica que los analistas económicos y bursátiles estén preparándose para un primer aumento, con bastante antelación respecto de las elecciones. Ambos factores hicieron que –el lunes- el Dow Jones industrial cediera 1,38%, el Standard&Poor’s 500 1,16% y 1,24% el Nasdaq compuesto. En un contexto más delicado, San Pablo –donde arrecia una campaña desestabilizadora originada en el negocio financiero- perdió 5,45.

Al día siguiente, el rebote muy bastante parcial. El Dow Jones quedó neutro, el S&P avanzó apenas 0,6% y el NC recobró lo perdido el lunes. Sospechosamente volátil, San Pablo ganó 4,5%, contra la baja de 5,45% el lunes. En general, varios indicadores a ambos lados del Atlántico norte trataron de remontar más, pero el aumento del petróleo –inesperado- frustró el intento. En efecto, los crudos livianos volvieron a casi US$ 40 el barril en Nueva York.

Desde el viernes, el trasfondo del fenómeno revela una burbuja especulativa gestada hace cuatro años por la política de tasas exiguas ejecutada en la Reserva Federal. Ahora, quienes habían acumulado título estadounidenses tomados a crédito o armado posiciones a término –derivadas, inclusive-, justamente por la exigüidad del costo financiero, se ven ante un repunte de esos costos, Vale decir, las propias tasas. Lógicamente, vender activos o desarman futuros a tofo trapo, hacen bajan los precios de bonos y, como contrapartida, inflan sus rendimientos (o sea, las tasas largas). A su vez, esto eleva el precio del dólar en otras monedas.

Los analistas políticos insisten en que, en plena campaña electoral y con George W.Bush acosado por Irak y los excesos de sus propias tropas, es casi imposible que Alan Greenspan eleve los tipos referenciales. Pero el propio presidente de la Reserva Federal reiteraba, el lunes, que un leve ajuste no tendría efectos negativos.

Pero la tasa de largo plazo –o sea, el rinde de letras de Tesorería a diez años, T-10- pegó un salto de 4,6 a 4,8% anual en dos ruedas y el martes se moderó a 4,77%, nivel que igual no se veía en años. Por otra parte, las decisiones en el comité de mercado abierto (RF) se toman por mayoría de votos. El presidente sólo interviene si hay empare.

Eso explica que los analistas económicos y bursátiles estén preparándose para un primer aumento, con bastante antelación respecto de las elecciones. Ambos factores hicieron que –el lunes- el Dow Jones industrial cediera 1,38%, el Standard&Poor’s 500 1,16% y 1,24% el Nasdaq compuesto. En un contexto más delicado, San Pablo –donde arrecia una campaña desestabilizadora originada en el negocio financiero- perdió 5,45.

Al día siguiente, el rebote muy bastante parcial. El Dow Jones quedó neutro, el S&P avanzó apenas 0,6% y el NC recobró lo perdido el lunes. Sospechosamente volátil, San Pablo ganó 4,5%, contra la baja de 5,45% el lunes. En general, varios indicadores a ambos lados del Atlántico norte trataron de remontar más, pero el aumento del petróleo –inesperado- frustró el intento. En efecto, los crudos livianos volvieron a casi US$ 40 el barril en Nueva York.

Desde el viernes, el trasfondo del fenómeno revela una burbuja especulativa gestada hace cuatro años por la política de tasas exiguas ejecutada en la Reserva Federal. Ahora, quienes habían acumulado título estadounidenses tomados a crédito o armado posiciones a término –derivadas, inclusive-, justamente por la exigüidad del costo financiero, se ven ante un repunte de esos costos, Vale decir, las propias tasas. Lógicamente, vender activos o desarman futuros a tofo trapo, hacen bajan los precios de bonos y, como contrapartida, inflan sus rendimientos (o sea, las tasas largas). A su vez, esto eleva el precio del dólar en otras monedas.

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