Más divisiones europeas y el sueño de Maastricht en riesgo

En forma obvia, Francia se aleja de Alemania y, en otro plano, del tratado de Maastricht (1992). Pero su imaginaria “estabilidad fiscal” corre más peligro que la propia

25 noviembre, 2008

Eurozona: interesa a muy pocos.

En lo político, vuelven los roces de siempre entre París (Nicolas Sarkozy) y Berlín (Angela Merkel). Ahora hay brechas entre moderados e impacientes y la piedra de toque es el plan de reactivación lanzado por el colbertiano –o degolista- Sarkozy para afrontar la crisis financiera occidental.

El presidente francés no quiere emular al “neoclásico” británico Gordon Brown, quien resolvió reducir de 17,5 a 15% e impuesto al valor agregado. Merkel está sopesando una idea similar. “No confundamos acción con precipitación”, sostuvo el lunes tras horas de discusiones con Sarkozy.

Por consiguiente, Alemania no participará en del plan eurozonal por € 135.000 millones que se presenta el miércoles ante la comisión europea (CE). Berlín también se niega a medidas fiscales no compatibles con los “objetivos de estabilidad” de Maastricht, en realidad de escaso eco en la región.

La reticencia de Merkel es un fracaso para Sarkozy, sin duda. El francés esperada que los alemanes (su economía es líder de la Eurozona, pese a la recesión) “pasos adicionales para incentivar la actividad en su país y en la región”. Por el contrario, la canciller cree haber cumplido con sus deberes europeos al desbloquear, en octubre, € 37.000 millones en dos años, con el objeto de promover la economía alemana real.

Por supuesto y con razón, Parìs estima que esa suma ha quedado eclipsada por la mecánica misma de la crisis que azota ambas orillas de Atlántico norte. No extraña que medios ortodoxos (“Wall Street Journal, Financial Times” o “Neues Zürcher Zeitung”) a aplaudan a Merkel. En su óptica, Alemania y Gran Bretaña deben contener “las veleidades francesas”, aunque el ejemplo norteamericano sea mucho más grave desde el punto de mira monetarista.

Eurozona: interesa a muy pocos.<br />
En lo pol&iacute;tico, vuelven los roces de siempre entre Par&iacute;s (Nicolas Sarkozy) y Berl&iacute;n (Angela Merkel). Ahora hay brechas entre moderados e impacientes y la piedra de toque es el plan de reactivaci&oacute;n lanzado por el colbertiano &ndash;o degolista- Sarkozy para afrontar la crisis financiera occidental.
<p>El presidente franc&eacute;s no quiere emular al &ldquo;neocl&aacute;sico&rdquo; brit&aacute;nico Gordon Brown, quien resolvi&oacute; reducir de 17,5 a 15% e impuesto al valor agregado. Merkel est&aacute; sopesando una idea similar. &ldquo;No confundamos acci&oacute;n con precipitaci&oacute;n&rdquo;, sostuvo el lunes tras horas de discusiones con Sarkozy.</p>
<p>Por consiguiente, Alemania no participar&aacute; en del plan eurozonal por &euro; 135.000 millones que se presenta el mi&eacute;rcoles ante la comisi&oacute;n europea (CE). Berl&iacute;n tambi&eacute;n se niega a medidas fiscales no compatibles con los &ldquo;objetivos de estabilidad&rdquo; de Maastricht, en realidad de escaso eco en la regi&oacute;n.</p>
<p>La reticencia de Merkel es un fracaso para Sarkozy, sin duda. El franc&eacute;s esperada que los alemanes (su econom&iacute;a es l&iacute;der de la Eurozona, pese a la recesi&oacute;n) &ldquo;pasos adicionales para incentivar la actividad en su pa&iacute;s y en la regi&oacute;n&rdquo;. Por el contrario, la canciller cree haber cumplido con sus deberes europeos al desbloquear, en octubre, &euro; 37.000 millones en dos a&ntilde;os, con el objeto de promover la econom&iacute;a alemana real.</p>
<p>Por supuesto y con raz&oacute;n, Par&igrave;s estima que esa suma ha quedado eclipsada por la mec&aacute;nica misma de la crisis que azota ambas orillas de Atl&aacute;ntico norte. No extra&ntilde;a que medios ortodoxos (&ldquo;Wall Street Journal, Financial Times&rdquo; o &ldquo;Neues Z&uuml;rcher Zeitung&rdquo;) a aplaudan a Merkel. En su &oacute;ptica, Alemania y Gran Breta&ntilde;a deben contener &ldquo;las veleidades francesas&rdquo;, aunque el ejemplo norteamericano sea mucho m&aacute;s grave desde el punto de mira monetarista.</p>
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