Magnates árabes y fondos soberanos empiezan a perder plata

Alwalid bin Talal, Blackstone, Abú Dhabí y China Investment comienzan a sentir los efectos de dos crisis. la de malas hipotecas y la de iliquidez global. Parece que algunas inversiones eran flor de un día.

17 diciembre, 2007

Desde ahora, uno de los problemas que afronta el hindú Vikram Pandit –nuevo director ejecutivo de Citigroup- no está en Nueva York (donde el ejecutivo dista de ser popular), sino en Riyadh. Allá vive el emir Alwalid, uno de los herederos potenciales al trono saudí y accionista del banco norteamericano.

Ahora, el príncipe ostenta una marca poco envidiable: es el multimillonario más perjudicado por la crisis de malas hipotecas, vías pésimas apuestas de la mayor entidad financiera norteamericana. Todavía a mediados de 2007, Alwalid figurada décimotercio entre los potentados del planeta, con un patrimonio superior a los US$ 20.000 millones, según “Fortune”. También por entonces, Citi –donde el emir tiene 4,9%- ostentaba US$ 280.000 millones de capitalización bursátil. A fin de noviembre, ese monto había caído a 157.000 millones (-44%) y los papeles del saudí valían apenas 11.000 millones.

Los problemas del príncipe distan de ser únicos. Quienes manejan dinero ajeno o estatal vía fondos soberanos en Asia oriental, sudoriental y occidental tampoco viven días agradables. Verbigracia, 10% de China Investment había sido tomado en junio por Blackstone, un fondo extrabursátil, en US$ 3.000 millones en junio. A principios de este mes, los quebrantos chinos ya habían reducido en 37% el valor del fondo.

Mientras tanto, Dubái se arrepentía de haber comprado 9,9% de Och-Ziff, un fondo de cobertura creado por Daniel Och, un aventurero despedido tiempo atrás de Goldman Sachs. Los US$ 1.250 millones colocados por el emirato se habían achicado 27% en dos semanas. Igual sucedió con el 10% de Apollo Management (compras apalancadas) adquirido por Abú Dhabí.

No le fue mejor al banco de desarrollo chino (BDCh) que, en julio, puso cerca de US$ 2.000 millones a cambio de 3% en Barclays Bank. El aporte formaba parte de un intento para comprar el holandés ABN Amro. La aventura fracasó y el paquete del banco perdió 22% de valor bursátil. Todos esos síntomas y varios más se relacionan con las crisis de malas hipotecas y crédito internacional. Las mismas que consumieron el salvataje de US$ 450.000 millones dispuesto por cinco bancos centrales (agosto) y van camino de hacer lo mismo con el segundo rescate, cuyo desenlace –teme Alan Greenspan- podría incluir un brote de estanflación en Estados Unidos.

Desde ahora, uno de los problemas que afronta el hindú Vikram Pandit –nuevo director ejecutivo de Citigroup- no está en Nueva York (donde el ejecutivo dista de ser popular), sino en Riyadh. Allá vive el emir Alwalid, uno de los herederos potenciales al trono saudí y accionista del banco norteamericano.

Ahora, el príncipe ostenta una marca poco envidiable: es el multimillonario más perjudicado por la crisis de malas hipotecas, vías pésimas apuestas de la mayor entidad financiera norteamericana. Todavía a mediados de 2007, Alwalid figurada décimotercio entre los potentados del planeta, con un patrimonio superior a los US$ 20.000 millones, según “Fortune”. También por entonces, Citi –donde el emir tiene 4,9%- ostentaba US$ 280.000 millones de capitalización bursátil. A fin de noviembre, ese monto había caído a 157.000 millones (-44%) y los papeles del saudí valían apenas 11.000 millones.

Los problemas del príncipe distan de ser únicos. Quienes manejan dinero ajeno o estatal vía fondos soberanos en Asia oriental, sudoriental y occidental tampoco viven días agradables. Verbigracia, 10% de China Investment había sido tomado en junio por Blackstone, un fondo extrabursátil, en US$ 3.000 millones en junio. A principios de este mes, los quebrantos chinos ya habían reducido en 37% el valor del fondo.

Mientras tanto, Dubái se arrepentía de haber comprado 9,9% de Och-Ziff, un fondo de cobertura creado por Daniel Och, un aventurero despedido tiempo atrás de Goldman Sachs. Los US$ 1.250 millones colocados por el emirato se habían achicado 27% en dos semanas. Igual sucedió con el 10% de Apollo Management (compras apalancadas) adquirido por Abú Dhabí.

No le fue mejor al banco de desarrollo chino (BDCh) que, en julio, puso cerca de US$ 2.000 millones a cambio de 3% en Barclays Bank. El aporte formaba parte de un intento para comprar el holandés ABN Amro. La aventura fracasó y el paquete del banco perdió 22% de valor bursátil. Todos esos síntomas y varios más se relacionan con las crisis de malas hipotecas y crédito internacional. Las mismas que consumieron el salvataje de US$ 450.000 millones dispuesto por cinco bancos centrales (agosto) y van camino de hacer lo mismo con el segundo rescate, cuyo desenlace –teme Alan Greenspan- podría incluir un brote de estanflación en Estados Unidos.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades