Kohlberg Kravis Roberts ya no luce como hace pocas semanas

Una de las estrellas que armaban impresionantes compras apalancadas, KKR, es hoy víctima de turbulencias hipotecarias y financieras. Una filial suya no puede pagar deudas relativas a bienes raíces.

17 agosto, 2007

El derrumbe de mercados castiga un gigante de la especulación que compraba de todo sin poner plata propia. Su inmobiliaria, KKR Financial, intentó postergar repagos por US$ 5.140 millones que vencían en corto plazo. Las acreencias están en manos de quince fondos monetarios.

Se trata de la mayor implosión, hasta ahora, que afecta a la plaza de papeles comerciales, una forma de deuda corta empleada para cubrir operaciones cotidianas. Si bien se los supone refugio para efectivo, varias emisiones fueron respaldadas en activos hoy afectados por la caída de colaterales. A su vez, éstos se vinculaban a hipotecas usurarias de alto riesgo.

El retraso de pagos y los quebrantos derivados sumaban hasta el jueves US$ 290 millones y dejan malparados a los astros de KKR, Henry Kravis y George Roberts. Al terminar la semana, analizaban registrar en bolsa uno de sus fondos dedicados a compras apalancadas (como hizo Blackstone group). Pero antes deben concluir transacciones pendientes, por más de US$ 10.000 millones, que se trabaron en el mercado financiero.

KKR se suma a lista de grandes operadores en apuros. Poco antes, Goldman Sachs (cuyo hombre en el gobierno, Henry Paulson, trataba de enfriar el clima) debió inyectar US$ 3.000 millones para salvar su fondo especulativo Global Equity Opportunities –el nombre suena a chiste-, que había perdido 30% de capitalización bursátil. Más expuesto, Bear Stearns ha congelado tres fondos y su imagen es un desastre.

KKR Financial, donde el grupo tiene apenas 12% del activo básico, obtuvo contrapréstamos hipotecarios por US$ 5.100 millones. Eso implica un desagio de 40 millones. Pero otras jugadas con papeles comerciales podrían costarle US$ 250 millones adicionales. Todo esto le sucede a un grupo de capital extrabursátil que, desde su fundación (1968) cerró 150 compras apalancadas por US$ 280.000 millones. El sector en general movió activos por US$ 708.000 millones sólo este año, pero su porvenir ha ingresado a un cono de sombras.

El derrumbe de mercados castiga un gigante de la especulación que compraba de todo sin poner plata propia. Su inmobiliaria, KKR Financial, intentó postergar repagos por US$ 5.140 millones que vencían en corto plazo. Las acreencias están en manos de quince fondos monetarios.

Se trata de la mayor implosión, hasta ahora, que afecta a la plaza de papeles comerciales, una forma de deuda corta empleada para cubrir operaciones cotidianas. Si bien se los supone refugio para efectivo, varias emisiones fueron respaldadas en activos hoy afectados por la caída de colaterales. A su vez, éstos se vinculaban a hipotecas usurarias de alto riesgo.

El retraso de pagos y los quebrantos derivados sumaban hasta el jueves US$ 290 millones y dejan malparados a los astros de KKR, Henry Kravis y George Roberts. Al terminar la semana, analizaban registrar en bolsa uno de sus fondos dedicados a compras apalancadas (como hizo Blackstone group). Pero antes deben concluir transacciones pendientes, por más de US$ 10.000 millones, que se trabaron en el mercado financiero.

KKR se suma a lista de grandes operadores en apuros. Poco antes, Goldman Sachs (cuyo hombre en el gobierno, Henry Paulson, trataba de enfriar el clima) debió inyectar US$ 3.000 millones para salvar su fondo especulativo Global Equity Opportunities –el nombre suena a chiste-, que había perdido 30% de capitalización bursátil. Más expuesto, Bear Stearns ha congelado tres fondos y su imagen es un desastre.

KKR Financial, donde el grupo tiene apenas 12% del activo básico, obtuvo contrapréstamos hipotecarios por US$ 5.100 millones. Eso implica un desagio de 40 millones. Pero otras jugadas con papeles comerciales podrían costarle US$ 250 millones adicionales. Todo esto le sucede a un grupo de capital extrabursátil que, desde su fundación (1968) cerró 150 compras apalancadas por US$ 280.000 millones. El sector en general movió activos por US$ 708.000 millones sólo este año, pero su porvenir ha ingresado a un cono de sombras.

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