John Snow: charadas cambiarias, monetarias, etc.

“Quizá cansado de jugar con los cambistas del mundo, John Snow –secretario norteamericano de Hacienda- se entretiene ahora con el mercado de bonos”. Así sostiene en analista británico Gerard Baker en el “Financial Times”.

28 octubre, 2003

En una entrevista con “The Times”, un periódico general, Snow
señaló que se sentiría “frustrado e inquieto” si
las tasas de interés no comenzasen a subir mientras se recobra la economía”.
Pero, en Estados Unidos, la política de intereses es resorte del Sistema
de Reserva Federal (SRF), entidad independiente creada en 1913.
“Esa calidad fue luego refirmada por sucesivas leyes, la última de
las cuales -recuerda Baker- data de 1978”. Esto no ha impedido que diversos
gobiernos hayan tratado de influir en el manejo monetario pero, “en la última
década, el SRF ha tenido total autonomía en cuanto a fijar tasas
referenciales”.
Con Paul Volcker y, luego, Alan Greenspan al timón, el emisor estadounidense
ha sido “un intangible, por momento una vaca demasiado sagrada”, coincidieron
Joseph Stiglitz (Nobel económico 2001), Jeffrey Sachs, Paul Krugman y hasta
el megafinancista Warren Buffett.
Al parecer, también Snow cree que la Reserva deba ser tan independiente.
Sobre todo en vísperas electorales. Sus opiniones en el medio londinense
hicieron caer el precio de los bonos federales y, como contrapartida, inflaron
las tasas de retorno y el dólar.
Mercados y operadores se preguntaron, entonces, en qué andaría el
titular del Tesoro. Baker propone cuatro explicaciones posibles:
1. Una expresión de lo obvio.
2. Parte de un plan para alertar a los norteamericanos y a los mercados internacionales
sobre posibilidades de que, en 2003, se eleven las tasas oficiales.
3. Un amable intento de señalarle al SRF que George W. Bush entiende que,
en medio de una campaña por la reelección, el emisor suba los intereses.

4.Otro ejemplo de un equipo económico, capaz de repicar a destiempo y marchar
en la procesión equivocada.
“A Snow le gustaría que todos adhiriesen a la primera explicación.
Graduado en contabilidad -presume Baker-, sabe qué les ocurre a los tipos
de interés cuando se acelera la actividad económica”. Aparte,
sus propios voceros “explicaron”, publicado el reportaje, que no había
aludido a tasas referenciales, sino a las activas de mercado.
Como se sabe, quienes toman decisiones no se detienen en lo obvio. Pero Snow teme
que la mayoría de los legisladores haya perdido contacto con la realidad
económica y trata de hacer docencia. Sólo que los textos no emplean
adjetivos como “frustrado” o “inquieto” al describir coyunturas
monetarias.

La segunda explicación tampoco funciona. “Primero, un periódico
inglés resulta un extraño vehículo -dice Baker- para enviar
mensajes al público norteamericano. Tampoco es cometido de Hacienda explicarle
al mundo que hace o hará el SRF. Greenspan y sus colegas lo hacen y en
términos menos controvertidos”

Se llega así a la tercera explicación: los mercados especulativos
están en efecto pendientes de cuanto haga la Reserva en un año electoral.
¿Pondrá en riesgo las aspiraciones presidenciales “apretando”
la economía vía crédito caro?

Por supuesto, a Snow le sobran las oportunidades de preguntarle esas cosas directamente
a Greenspan. “No precisaba sacudir la plaza financiera para hacerlo. Además,
hizo sospechar una puja interna en torno de las tasas”.

En resumen, Baker se inclina por la cuarta explicación. “No por astutas
deducciones sino porque, desde que Bush llegó a la Casa Blanca, los pronunciamiento
gubernamentales sobre dólar, tasas e impuestos han sido oportunistas, mal
expresados o incoherentes”.

En una entrevista con “The Times”, un periódico general, Snow
señaló que se sentiría “frustrado e inquieto” si
las tasas de interés no comenzasen a subir mientras se recobra la economía”.
Pero, en Estados Unidos, la política de intereses es resorte del Sistema
de Reserva Federal (SRF), entidad independiente creada en 1913.
“Esa calidad fue luego refirmada por sucesivas leyes, la última de
las cuales -recuerda Baker- data de 1978”. Esto no ha impedido que diversos
gobiernos hayan tratado de influir en el manejo monetario pero, “en la última
década, el SRF ha tenido total autonomía en cuanto a fijar tasas
referenciales”.
Con Paul Volcker y, luego, Alan Greenspan al timón, el emisor estadounidense
ha sido “un intangible, por momento una vaca demasiado sagrada”, coincidieron
Joseph Stiglitz (Nobel económico 2001), Jeffrey Sachs, Paul Krugman y hasta
el megafinancista Warren Buffett.
Al parecer, también Snow cree que la Reserva deba ser tan independiente.
Sobre todo en vísperas electorales. Sus opiniones en el medio londinense
hicieron caer el precio de los bonos federales y, como contrapartida, inflaron
las tasas de retorno y el dólar.
Mercados y operadores se preguntaron, entonces, en qué andaría el
titular del Tesoro. Baker propone cuatro explicaciones posibles:
1. Una expresión de lo obvio.
2. Parte de un plan para alertar a los norteamericanos y a los mercados internacionales
sobre posibilidades de que, en 2003, se eleven las tasas oficiales.
3. Un amable intento de señalarle al SRF que George W. Bush entiende que,
en medio de una campaña por la reelección, el emisor suba los intereses.

4.Otro ejemplo de un equipo económico, capaz de repicar a destiempo y marchar
en la procesión equivocada.
“A Snow le gustaría que todos adhiriesen a la primera explicación.
Graduado en contabilidad -presume Baker-, sabe qué les ocurre a los tipos
de interés cuando se acelera la actividad económica”. Aparte,
sus propios voceros “explicaron”, publicado el reportaje, que no había
aludido a tasas referenciales, sino a las activas de mercado.
Como se sabe, quienes toman decisiones no se detienen en lo obvio. Pero Snow teme
que la mayoría de los legisladores haya perdido contacto con la realidad
económica y trata de hacer docencia. Sólo que los textos no emplean
adjetivos como “frustrado” o “inquieto” al describir coyunturas
monetarias.

La segunda explicación tampoco funciona. “Primero, un periódico
inglés resulta un extraño vehículo -dice Baker- para enviar
mensajes al público norteamericano. Tampoco es cometido de Hacienda explicarle
al mundo que hace o hará el SRF. Greenspan y sus colegas lo hacen y en
términos menos controvertidos”

Se llega así a la tercera explicación: los mercados especulativos
están en efecto pendientes de cuanto haga la Reserva en un año electoral.
¿Pondrá en riesgo las aspiraciones presidenciales “apretando”
la economía vía crédito caro?

Por supuesto, a Snow le sobran las oportunidades de preguntarle esas cosas directamente
a Greenspan. “No precisaba sacudir la plaza financiera para hacerlo. Además,
hizo sospechar una puja interna en torno de las tasas”.

En resumen, Baker se inclina por la cuarta explicación. “No por astutas
deducciones sino porque, desde que Bush llegó a la Casa Blanca, los pronunciamiento
gubernamentales sobre dólar, tasas e impuestos han sido oportunistas, mal
expresados o incoherentes”.

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