Goldman Sachs y sus dilemas remuneratorios
La imaginativa banca internacional de inversión tiene un problema: cómo justificar las enormes sumas que piensa pagarles a sus 31.700 operadores. Exactamente mientras Estados Unidos no logra aún salir de la recesión iniciada en diciembre de 2007.
5 diciembre, 2009
<p>Como se sabe, GS y otras entidades financieras son responsables directas de ese fenómeno, vía una crisis sistémica que parece aflojar recién desde noviembre último. En efecto, por fin el desempleo cede, aunque poco: de 10,2 a 10% de la población activa.<br />
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En los primeros tres trimestre de 2009, Goldman Sachs –todavía la mayor banca de su tipo en el mundo- acumuló US$ 16.700 millones para remunerar al personal. Este total alcanzará a 22.000 millones. Vale decir, unos US$ 700.000 por cabeza.<br />
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Naturalmente, para Lloyd Blankfein –amo de la sociedad- “no existe la crisis, máxime tras haber restituido al gobierno un rescate de US$ 10.000 millones”, otorgado por el ex secretario del Tesoro, Henry Paulson, hombre de GS. Para recibirlo, sólo tuvo que transformar la firma de valores en banca de inversión.<br />
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Blankfein y otros influyentes banqueros, ahora, sólo deben sortear una opinión pública hostil a Wall Street y sus bonificaciones. Ello les exige bloquear, como puedan, el proyecto de reforma legislativa que limita remuneraciones a operadores y ejecutivos. Entretanto GS se propone abonar premios no ya en efectivo, sino en acciones u opciones, si bien no ha divulgado aún detalles de la idea.<br />
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Pero la verdadera clave reside “no en la forma de pago, sino en las utilidades involucradas que, creen Blankfein y sus émulos, justifican esas pingües bonificaciones”. Hay un factor poco mencionado: “los libros de estas bancas revelan que esas firmas sobrevivieron, en realidad, gracias al auxilio estatal vía el programa pro alivio de activos tóxicos (TARP). Cuando los bancos centrales descuentan las deudas menos sanas y prestan efectivo a tasas negativas, se sientan bases para una especulación demasiado fácil: se obtienen fondos a 0,5% anual y se los recoloca a entre 3 y 5%”. ¿Quién lo dice? Nadie menos que el lúcido Henry Mintzberg.</p>
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