Goldman Sachs, retrato de una banca muy codiciosa
Sus ejecutivos trabajan hasta dieciocho horas seis días a la semana y cincuenta semanas al año. Por ende, son ricos pero no tienen tiempo para vivir, empezando por Lloyd Blankfein, actual presidente. Así describe un libro del francés Marc Roche.
4 septiembre, 2010
<p>Recién aparecida en París, <em>La banque: comment Goldman Sachs dirige le monde</em> es la primerza “biografía no autorizada” de una entidad fundada en 1869 por dos judios alemanes, Markus Goldman y Samuel Sachs. Tal llegó a ser su influencia en el Washington de los años 30, que en Wall Street le decían “<em>Jew deal</em>” al<em> new deal </em>(nuevo pacto social) de Franklin D. Roosevelt. <br />
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Era una exageración de los <em>wasp </em>(“white, anglosaxon, protestant”), o sea blancos, anglosajones y protestantes, entonces dominantes en esos negocios. Por ejemplo, John Maynard Keynes y John Kenneth Galbraith, los dos cerebros económicos de Roosevelt, eran <em>wasp </em>y los capitostes de Wall Street los detestaban, comenzado por Goldman Sachs.<br />
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Pero esa GS no era todavía la máquina especulativa y poco diáfana, proclive a aventuras peligrosas que hoy desnuda Roche. Entre las grandes bancas de inversión, ésta y Morgan Stanley son casi las únicas sobrevivientes de la última crisis sistémica (2007/09) que arrasó con Bear Stearns, Lehman Brothers, correligionarias de GS, y Merrill Lynch.<br />
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Albin Michel sabe a quién ha publicado el viernes 3. Roche fue durante años corresponsal de <em>Le monde</em> en Londres y, antes, columnista financiero en Nueva York, Bruselas y Washington. Estilísticamente, el libro recuerda una novela de John Grisham o las “investigaciones” de teóricos que develan grupos secretos como Bilderberg, la comisión trilateral, etc.<br />
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Al margen del tono conspirativo, el autor presenta una galería de personajes tan reales como Blankfein o Antígone Ludiadis. Gracias a la imaginación de la dama, Grecia logró entrar en la Eurozona (2002) y maquillar durante ocho años sus cuentas. Ello llevó a la crisis iniciada en 2009. Hace poco, un vocero de GS, Gerald Corrigan, admitió ante el Europarlamento (Estrasburgo) que “las normas de transparencia debieron haber sido de mejor calidad”, echándole el fardo al Banco Central Europeo (Fráncfort). Pero, al fin y al cabo, señala Roche, “Goldman Sachs cumple un papel necesario, similar al de Darth Vader en <em>Guerra de las galaxias</em>: si no existiese, debiera ser inventado”.<br />
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