Euro y libra en récords contra el dólar, crudo Brent a US$ 76,65

El dólar cedió al mínimo contra el euro y al piso en 26 años contra la esterlina. Wall Street teme que implosionen las deudas por compras apalancadas e hipotecas usurarias. Por su parte, el Brent y el WTI se acercan a los récords de 2006.

10 julio, 2007

Dos segmentos del mercado especulativo pueden convergen en una crisis. Se trata de la deuda titulizada emitida para financiar un frenesí de compras apalancada y de la masa de préstamos hipotecarios a tasas predatorias, otorgados a deudores de baja calidad. Ambos fenómenos tienen algo en común: una masa de obligaciones de deuda colaterizadas (ODC).

Tangencialmente, el dólar retrocedía casi 1% ante el yen. ¿Por qué? Porque inversores y especuladores reducen exposición ante “carry trades”. Vale decir, operaciones consistentes en tomar fondos en plazas de intereses bajos (Japón es la mayor) y recolocarlos donde el dinero cuesta más caro (Gran Bretaña, Estados Unidos o Brasil, por ejemplo).

Pero el detonante inmediato de esas movidas fue la agencia Standard & Poor’s. Este martes resolvió bajarles la nota a 610 series de bonos respaldados por créditos de baja calidad. Esto afecta unos US$ 12.000 millones en deudas, entre ellas 3.200 millones en manos de Bear Stearns. La decisión bastó para presionar contra acciones, bonos y el propio dólar.

En semejante clima, el euro llegó a US$ 1,374, el máximo precio desde que circula como moneda en la Eurozona, para replegase apenas: 1,371. Por su parte, la libra pasó a US$ 2,027 (o sea, el dólar cedió a 49,3 centavos de esterlina), el menor precio en 26 años.

Entretanto, el petróleo no contribuía a serenar los ánimos: el Brent tocó en Londres US$ 76,65 el barril (luego aflojó a 76,50) y los tejanos intermedios alcanzaban US$ 73 en Nueva York. Todos estos valores se ubican peligrosamente cerca de sus respectivos récords: US$ 78,65 (Londres, 8 de agosto pasado) y 78,40 (Nueva York, 14 de julio).

Dos segmentos del mercado especulativo pueden convergen en una crisis. Se trata de la deuda titulizada emitida para financiar un frenesí de compras apalancada y de la masa de préstamos hipotecarios a tasas predatorias, otorgados a deudores de baja calidad. Ambos fenómenos tienen algo en común: una masa de obligaciones de deuda colaterizadas (ODC).

Tangencialmente, el dólar retrocedía casi 1% ante el yen. ¿Por qué? Porque inversores y especuladores reducen exposición ante “carry trades”. Vale decir, operaciones consistentes en tomar fondos en plazas de intereses bajos (Japón es la mayor) y recolocarlos donde el dinero cuesta más caro (Gran Bretaña, Estados Unidos o Brasil, por ejemplo).

Pero el detonante inmediato de esas movidas fue la agencia Standard & Poor’s. Este martes resolvió bajarles la nota a 610 series de bonos respaldados por créditos de baja calidad. Esto afecta unos US$ 12.000 millones en deudas, entre ellas 3.200 millones en manos de Bear Stearns. La decisión bastó para presionar contra acciones, bonos y el propio dólar.

En semejante clima, el euro llegó a US$ 1,374, el máximo precio desde que circula como moneda en la Eurozona, para replegase apenas: 1,371. Por su parte, la libra pasó a US$ 2,027 (o sea, el dólar cedió a 49,3 centavos de esterlina), el menor precio en 26 años.

Entretanto, el petróleo no contribuía a serenar los ánimos: el Brent tocó en Londres US$ 76,65 el barril (luego aflojó a 76,50) y los tejanos intermedios alcanzaban US$ 73 en Nueva York. Todos estos valores se ubican peligrosamente cerca de sus respectivos récords: US$ 78,65 (Londres, 8 de agosto pasado) y 78,40 (Nueva York, 14 de julio).

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