Estados Unidos podría perder la calificación AAA

La agencia Standard & Poor’s estudia posibilidades de bajar de AAA a AA la nota sobre los bonos de tesorería federal. Hasta ahora, eran veros intocables y refugio seguro.

3 marzo, 2008

Por el momento, empero, Washington tiene con que respaldar la calificación, dice analistas tan ortodoxos como interesados en esos papeles. En otro plano, expertos independientes y varios economistas sistémicos temen que el triple déficit (fiscal, pagos externos, comercial) y el estancamiento de la economía física ya no sostengan la nota AAA.

En otras palabras, si empresas y público siguen gastando cada trimestre menos, surgirán riesgos para el perfil de calificación crediticia. Letras y bonos federales, atesorados por acreedores netos como Japón, China, Taiwán, etc., serán menos atractivos.

Por otra parte, sus tenedores se verán tentados a modificar el perfil de carteras e incorporar papeles de otros emisores, en dólares o en otras monedas. Hay otro factor: el riesgo soberano de países endeudados se mide por la diferencia de tasas entre sus bonos y los de la tesorería norteamericana.

El tema todavía se menta poco, porque persisten tabúes inclusive en las economías estructuralmente endeudadas (Argentina, Turquía y una larga lista). Si las calificaciones estadounidenses tambalean o sus papeles de ponen en duda, muchos gurúes, analistas y consultores del ex tercer mundo se quedarán sin trabajo. También afrontarán problemas reductos tan monetaristas como la alta burocracia del FMI, la OCDE, el club de París, etc.

Por el momento, empero, Washington tiene con que respaldar la calificación, dice analistas tan ortodoxos como interesados en esos papeles. En otro plano, expertos independientes y varios economistas sistémicos temen que el triple déficit (fiscal, pagos externos, comercial) y el estancamiento de la economía física ya no sostengan la nota AAA.

En otras palabras, si empresas y público siguen gastando cada trimestre menos, surgirán riesgos para el perfil de calificación crediticia. Letras y bonos federales, atesorados por acreedores netos como Japón, China, Taiwán, etc., serán menos atractivos.

Por otra parte, sus tenedores se verán tentados a modificar el perfil de carteras e incorporar papeles de otros emisores, en dólares o en otras monedas. Hay otro factor: el riesgo soberano de países endeudados se mide por la diferencia de tasas entre sus bonos y los de la tesorería norteamericana.

El tema todavía se menta poco, porque persisten tabúes inclusive en las economías estructuralmente endeudadas (Argentina, Turquía y una larga lista). Si las calificaciones estadounidenses tambalean o sus papeles de ponen en duda, muchos gurúes, analistas y consultores del ex tercer mundo se quedarán sin trabajo. También afrontarán problemas reductos tan monetaristas como la alta burocracia del FMI, la OCDE, el club de París, etc.

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