En la Eurozona, la banca central es diferente… y obcecada

El 21 de enero, Benjamin Bernanke –presidente de la Reserva Federal- canceló un viaje para quedarse en Washington para disponer la mayor rebaja de tasas cortas en los últimos tiempos. Su contraparte, Jean-Claude Trichet, no hace esas cosas.

7 marzo, 2008

El 22 de ese mes, el presidente del Banco Central europeo le dijo al parlamento, en Estrasburgo, que su entidad –basada en Fráncfort- no tocaría los tipos de interés. Ortodoxo al mango, este ingeniero civil (no es economista) supone que “no hay contradicciones entre precios y estabilidad financiera”. Pero los mercados reflejan algo más que distintas condiciones en ambos lados del Atlántico.

Sí reflejan, en cambio, visiones sorprendentemente opuestas entre Bernanke y Trichet sobre cómo cada economía responde a fuerzas subyacentes. La misión de la RF combina neutralizar la inflación y promover empleo en lapsos de enfriamiento. Si la economía se contrae, la entidad tiende a bajas tasas.

Por ende, la FR probablemente rebaje sus tipos cortos a 2,5% (básico) y 3,5% anual (redescuento), el martes 18. Esta semana, el BCE hizo lo contrario y dejó el suyo en 4%. No obstante, hay más presiones inflacionarias en EE.UU. que en la Eurozona.

Trichet y los tecnócratas del Bundesbank que lo rodean no creen que la inflación ceda cuando una economía crece menos. En efecto, la obsesión por la estabilidad es un viejo rasgo del Bundesbank y ello explica que el presidente Nicolas Sarkozy critique constantemente al francés que maneja el BCE.

Entretanto, sin embargo, el euro rozaba U$S 1,54 y arreciaban las presiones política para que el BCE ceda y rebaje la tasa básica de 4 a 3/3,5% anual. Natural, pues el diferencial entre intereses y la debilidad del euro perjudican las exportaciones de la Eurozona.

El 22 de ese mes, el presidente del Banco Central europeo le dijo al parlamento, en Estrasburgo, que su entidad –basada en Fráncfort- no tocaría los tipos de interés. Ortodoxo al mango, este ingeniero civil (no es economista) supone que “no hay contradicciones entre precios y estabilidad financiera”. Pero los mercados reflejan algo más que distintas condiciones en ambos lados del Atlántico.

Sí reflejan, en cambio, visiones sorprendentemente opuestas entre Bernanke y Trichet sobre cómo cada economía responde a fuerzas subyacentes. La misión de la RF combina neutralizar la inflación y promover empleo en lapsos de enfriamiento. Si la economía se contrae, la entidad tiende a bajas tasas.

Por ende, la FR probablemente rebaje sus tipos cortos a 2,5% (básico) y 3,5% anual (redescuento), el martes 18. Esta semana, el BCE hizo lo contrario y dejó el suyo en 4%. No obstante, hay más presiones inflacionarias en EE.UU. que en la Eurozona.

Trichet y los tecnócratas del Bundesbank que lo rodean no creen que la inflación ceda cuando una economía crece menos. En efecto, la obsesión por la estabilidad es un viejo rasgo del Bundesbank y ello explica que el presidente Nicolas Sarkozy critique constantemente al francés que maneja el BCE.

Entretanto, sin embargo, el euro rozaba U$S 1,54 y arreciaban las presiones política para que el BCE ceda y rebaje la tasa básica de 4 a 3/3,5% anual. Natural, pues el diferencial entre intereses y la debilidad del euro perjudican las exportaciones de la Eurozona.

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