Como se supuso, las pruebas ácidas europeas omitían datos
Por ejemplo, la exposición de bancos franceses a deudas soberanas varía llamativamente según la fuente. En el caso del rojo español, el Banco de Ajustes Internacionales lo estima en 34.700 millones, contra sólo 6.600 millones en los ensayos.
7 septiembre, 2010
<p>Desmedidamente exaltadas al realizarse, hoy se sabe que las pruebas de resistencia subestimaban notablemente las cifras en danza, aunque no en todos los casos. Por ejemplo, el ensayo francés abarcaba los cuatro mayores bancos (todos con acciones estatales en los paquetes), no el sistema en pleno. Pero ese grupo representa casi 80% de los activos totales.<br />
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También surgen amplios hiatos en materia del riesgo de la banca francesa. A la sazón, la deuda griega oscila de € 11.600 millones (cifras del Banco Central Europeo) a 20.000 millones (BAI), en tanto la portuguesa registra respectivamente € 4.900 millones y 15.100 millones. Por ende, se explica hoy que, de las 91 pruebas encaradas por el comité supervisor de la banca europea (CSBE), apenas nueve dieran mal.<br />
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Esos resultados indujeron en muchos analistas e inversores una ola de euforia y acallaron temores de opacidad o dudas sobre la salud del sistema privado en la Unión Europea. Meses más tarde, una investigación más detallada revela que muchos bancos comerciales no aportaron datos tan veraces como los que supusieron los reguladores.<br />
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Algunas entidades financieras excluyeron los bonos soberanos –piedras de toque- y varios redujeron los montos de posiciones cortas. Nada de eso fue señalado por los bancos centrales al publicar los resultados de las pruebas en julio. Al quedar la maniobra en descubierto (se parece a los ocho años de maquillaje que Goldman Sachs hizo con pasivos griegos), parte de los bancos “aclaró” que había seguido pautas del propio CSBE.<br />
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Como se reconoce actualmente, el ente se hallaba bajo intensas presiones, por parte de autoridades nacionales. Su objeto era efectuar los ensayos de modo tal que los resultados equivalieran a un “certificado de buena salud” para el sistema bancario. “Es obvio –subraya el Royal Bank of Scotland- que los intentos políticos en pos de restablecer confianza han fracasado y el Banco de Francia no es único culpable”.</p>
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