Caso Grasso: la SEC podría restarle autonomía al NYSE

La Securities & Exchange Commission (SEC, Comisión Federal de Valores) podría quitarle ciertas facultades al New Stock Exchange (NYSE, Bolsa de Nueva York). Sería su reacción al “caso Grasso”.

16 septiembre, 2003

Sin llegar a la intervención lisa y llana, la SEC analiza cursos de acción tendientes a restarle autonomía al NYSE. La iniciativa deriva del escandaloso paquete remuneratorio –inicialmente, US$ 188 millones- otorgado por cuatro años de gestión (1999-2002) a Richard Grasso, contratado nuevamente como presidente ejecutivo para 2003-6.

En esencia, la Comisión Federal de Valores buscará formas de restringir facultades para fijarse normas propias, supervisar operadores y otros profesionales. Las futuras limitaciones alcanzarían al comité de retribuciones, clave del increíble proceso que convirtió US$ 2.400.000 anuales -salarios y bonificaciones- en 188 millones (graciosamente “rebajados” a 140 millones porque Grasso restituyó 48 millones).

Desde 1933, la Bolsa de Nueva York se autorregula, además de supervisar 1.366 miembros y, en forma parcial, los balances de 2.746 firmas registradas. En rigor, el NYSE puede multar agentes, cotizantes y firmas de valores si no cumplen con una larga serie de normas; entre ellas, las atinentes a remuneraciones de ejecutivos. Pero estas facultades pueden ser abrogadas por la SEC –autoridad federal regulatoria- en situaciones como la actual.

“El riesgo de fondo no reside en el NYSE o su cúpula, sino en la idea misma de la autorregulación. El caso Grasso puede ser el principio del fin en ese plano”. Así cree William George, miembro de dos comités en Goldman Sachs (retribuciones y auditoría).

Sin llegar a la intervención lisa y llana, la SEC analiza cursos de acción tendientes a restarle autonomía al NYSE. La iniciativa deriva del escandaloso paquete remuneratorio –inicialmente, US$ 188 millones- otorgado por cuatro años de gestión (1999-2002) a Richard Grasso, contratado nuevamente como presidente ejecutivo para 2003-6.

En esencia, la Comisión Federal de Valores buscará formas de restringir facultades para fijarse normas propias, supervisar operadores y otros profesionales. Las futuras limitaciones alcanzarían al comité de retribuciones, clave del increíble proceso que convirtió US$ 2.400.000 anuales -salarios y bonificaciones- en 188 millones (graciosamente “rebajados” a 140 millones porque Grasso restituyó 48 millones).

Desde 1933, la Bolsa de Nueva York se autorregula, además de supervisar 1.366 miembros y, en forma parcial, los balances de 2.746 firmas registradas. En rigor, el NYSE puede multar agentes, cotizantes y firmas de valores si no cumplen con una larga serie de normas; entre ellas, las atinentes a remuneraciones de ejecutivos. Pero estas facultades pueden ser abrogadas por la SEC –autoridad federal regulatoria- en situaciones como la actual.

“El riesgo de fondo no reside en el NYSE o su cúpula, sino en la idea misma de la autorregulación. El caso Grasso puede ser el principio del fin en ese plano”. Así cree William George, miembro de dos comités en Goldman Sachs (retribuciones y auditoría).

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