BCE: eleva de 2 a 2,25% anual la tasa básica. Cunde la oposición

Contra la opinión de varios gobiernos, Jean-Claude Trichet –el impopular presidente del Banco Central Europeo- elevó el tipo referencial para la Eurozona. Francia, al frente de los críticos (2-XII).

2 diciembre, 2005

Mientras varios miembros de la Eurozona denostaban la medida, Trichet salió a anticipar “una larga serie de ajustes”. Según varios medios –especialmente británicos-, pronto comenzarán las presiones para desplazar a Trichet, un banquero de turbia historia en su propio país. No obstante la decisión, el euro bajaba de US$ 1,181 a 1,172, la madrugada del sábado, en el mercado cambiario continuo de Tokio.

Sin mucha firmeza, la Comisión Europea salió en favor del BCE y sostuvo que “el ajuste no amenaza la reactivación”. Por casualidad, un grupo de premios Nobel económicos estaba en Venecia y dos de ellos (Joseph Stiglitz, Gary Becker) fueron irónicos: “¿Qué reactivación”, preguntaban. Precisamente, la Eurozona no muestra esa tendencia, aunque sí algunas economías de la Unión Europea que han conservado sus monedas (empezando por Gran Bretaña).

En resumen, Francia, Italia, Austria, Holanda, Suecia, Dinamarca y dos estados de menor peso se han manifestado contrarios a la nueva política de ajustes que pretende llevar a cabo el BCE. Por lejos, la reacción de París ha sido la más dura: “Estamos perplejos”, dijeron a coro el primer ministro (Dominique Villepin) y el de Economía (Thierry Bréton).

“Me extraña que mi colega alemán sea tan optimista sobre la nueva política del BCE. Amén de inconsulta, la medida no surtirá efecto alguno sobre una inflación mayormente exógena, empezando por al alza de combustibles. Por supuesto, tampoco promoverá crecimiento”. Así afirmaba Karlheinz Grasse, ministro de Economía austríaco.

Mientras varios miembros de la Eurozona denostaban la medida, Trichet salió a anticipar “una larga serie de ajustes”. Según varios medios –especialmente británicos-, pronto comenzarán las presiones para desplazar a Trichet, un banquero de turbia historia en su propio país. No obstante la decisión, el euro bajaba de US$ 1,181 a 1,172, la madrugada del sábado, en el mercado cambiario continuo de Tokio.

Sin mucha firmeza, la Comisión Europea salió en favor del BCE y sostuvo que “el ajuste no amenaza la reactivación”. Por casualidad, un grupo de premios Nobel económicos estaba en Venecia y dos de ellos (Joseph Stiglitz, Gary Becker) fueron irónicos: “¿Qué reactivación”, preguntaban. Precisamente, la Eurozona no muestra esa tendencia, aunque sí algunas economías de la Unión Europea que han conservado sus monedas (empezando por Gran Bretaña).

En resumen, Francia, Italia, Austria, Holanda, Suecia, Dinamarca y dos estados de menor peso se han manifestado contrarios a la nueva política de ajustes que pretende llevar a cabo el BCE. Por lejos, la reacción de París ha sido la más dura: “Estamos perplejos”, dijeron a coro el primer ministro (Dominique Villepin) y el de Economía (Thierry Bréton).

“Me extraña que mi colega alemán sea tan optimista sobre la nueva política del BCE. Amén de inconsulta, la medida no surtirá efecto alguno sobre una inflación mayormente exógena, empezando por al alza de combustibles. Por supuesto, tampoco promoverá crecimiento”. Así afirmaba Karlheinz Grasse, ministro de Economía austríaco.

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