Bancos en EE.UU.: quiebras capaces de prolongar la crisis
Paul Krugman: mientras la Reserva Federal sigue de brazos cruzados, caen bancos y la gente se queda sin empleo, pese a euforias bursátiles. Nouriel Roubini: Abróchense los cinturones, pues se viene una doble recesión tipo W en occidente.
18 agosto, 2010
<p>Washington cree en el optimismo de Wall Street y Londres será efímero y advierte que 2010 marcará otro récord en materia de colapsos bancarios. Por de pronto, el primer semestre cayeron 110 entidades en el país, un ritmo (220 anual) superior a las l40 de 2009. Durante la crisis sistémica de 2007/09, 7.900 bancos cerraron y reabrieron poco después con otro nombre. Por su parte, la agencia federal pro garantía de depósitos (FDIC, clave de la reforma financiera aprobada por el Congreso, aunque desde 2012/13) dispone apenas de US$ 250.000 por cada cuenta de bancos en aprietos.<br />
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Pero hay otro problema: la obsesión de Hacienda (Timothy Geithner) y la RF (Benjamin Bernanke) con la intangibilidad de “entidades demasiado grandes para dejarlas caer”. Este mito surgió en 2006/08 con los colapsos de Countrywide Financial –inmobiliaria-, American International Group (aseguradora que le costó al fisco US$ 182.000 millones), Bear Stearns y Lehman Brothers, dos bancas de inversión que jugaban con derivativos.<br />
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Como para no dejar dudas, un funcionario de la FDIC señaló que las bancarrotas de 2009/10/11 son o serán parte de la crisis estallada en 2007/08. Este contexto recordó a Krugman una crítica formulada hace 12 años al banco central japonés, por no hacer nada para impedir una parálisis autoinducida. Más o menos lo que el economista afirma estar sucediendo hoy por la pasividad de Bernanke (autor de aquella crítica a los japoneses), cuya confirmación en el cargo fue un error de Barack Obama y una maniobra de Geithner. <br />
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Sea como fuere, la RF imita al Banco de Japón provocando deflación, aunque en una situación peor que la de Tokio en 1999. Así lo sugiere la FDIC. Menos delicado se muestra Roubini: en su óptica, se avecina una doble recesión (<em>double dip</em> o efecto W), no sólo en Estados Unidos sino en las economías centrales. Mucho más rígido que Krugman, insiste en que no se han encarado los desbordes que llevaron a la crisis de 2006/09 y hay excesivo apalancamiento en el sector privado. Pero su monetarismo formal lo lleva a pedir el fin de los estímulos y el regreso a la cartilla de Chicago.</p>