Argentina: la oferta sobre subsidios agrícolas no es seria

Los gobiernos de Argentina, Uruguay, Brasil y Australia consideran insuficiente la baja de subsidios agrícolas propuesta –sólo en borrador- por Estados Unidos y la Unión Europea.

14 agosto, 2003

"Pascal Lamy se veía demasiado feliz como para que el acuerdo preliminar
UE-EE.UU. deba tomarse muy en serio". Así comentaban, anoche en Montevideo,
funcionarios del Mercosur. Aludían al francés, viejo proteccionista,
y a su derroche de optimismo por el canal de noticias BBCWorld.

"Decepcionante", fue el término empleado por Martín
Redrado, secretario de Relaciones Económicas Internacionales. Igual que
su colega australiano, calificó el documento destinado a Cancún
(septiembre) de "muy vago y pobre como comienzo. Ni siquiera cumple con
el mandato de Dohá, que data de 2001".

Al revés, el "Financial Times" y el "Wall Street Journal"
aclaman el pacto y le auguran dorado futuro a la tambaleante Organización
Mundial de Comercio (OMC). En realidad, Washington y Bruselas sólo convinieron
en "plantear la reducción de subsidios y aranceles, con el objeto
de reactivar negociaciones estancadas".

No obstante, "la oferta tentativa lanzada incluye un concepto discriminatorio,
que perjudica especialmente a exportadores de Argentina, Uruguay y Brasil: ex
colonias europeas tendrán ventajas vía cuotas y rebajas de aranceles".

Ahí asoma la mano de Lamy, pues se trata del África francófona,
desde Senegal hasta el Congo. Pero hay otro detalle inquietante: la fórmula
"trato especial y diferenciado" simplemente copia un anzuelo incluido
en la propuesta de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Por el contrario, el sector privado argentino casi no reaccionó. Es
más: un técnico de la Sociedad Rural elogió el acuerdo
UE-EE.UU. Sólo señaló inquietud por "preocupaciones
no comerciales", refirmado la poca importancia que el negocio agroganadero
le da al ecosistema.

"Pascal Lamy se veía demasiado feliz como para que el acuerdo preliminar
UE-EE.UU. deba tomarse muy en serio". Así comentaban, anoche en Montevideo,
funcionarios del Mercosur. Aludían al francés, viejo proteccionista,
y a su derroche de optimismo por el canal de noticias BBCWorld.

"Decepcionante", fue el término empleado por Martín
Redrado, secretario de Relaciones Económicas Internacionales. Igual que
su colega australiano, calificó el documento destinado a Cancún
(septiembre) de "muy vago y pobre como comienzo. Ni siquiera cumple con
el mandato de Dohá, que data de 2001".

Al revés, el "Financial Times" y el "Wall Street Journal"
aclaman el pacto y le auguran dorado futuro a la tambaleante Organización
Mundial de Comercio (OMC). En realidad, Washington y Bruselas sólo convinieron
en "plantear la reducción de subsidios y aranceles, con el objeto
de reactivar negociaciones estancadas".

No obstante, "la oferta tentativa lanzada incluye un concepto discriminatorio,
que perjudica especialmente a exportadores de Argentina, Uruguay y Brasil: ex
colonias europeas tendrán ventajas vía cuotas y rebajas de aranceles".

Ahí asoma la mano de Lamy, pues se trata del África francófona,
desde Senegal hasta el Congo. Pero hay otro detalle inquietante: la fórmula
"trato especial y diferenciado" simplemente copia un anzuelo incluido
en la propuesta de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Por el contrario, el sector privado argentino casi no reaccionó. Es
más: un técnico de la Sociedad Rural elogió el acuerdo
UE-EE.UU. Sólo señaló inquietud por "preocupaciones
no comerciales", refirmado la poca importancia que el negocio agroganadero
le da al ecosistema.

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