Ahora, la clave reside en renegociar con el Fondo

La semana cerró con el levantamiento del embargo, por parte del tribunal de alzada. Hasta entonces, los temas más importantes eran los avances en la renegociación con el FMI y la fuerte intervención del banco central en los cambios.

16 mayo, 2005

El lunes 9 partía a Washington la misión para avanzar en renegociaciones con el FMI. “El gobierno –señala el informe semanal de Arpenta- espera alcanzar un acuerdo a principios de julio, para lo cual la Argentina deberá obtener el apoyo del Grupo de los 7. Las principales trabas son las metas cualitativas y cuantitativas que exige el Fondo”. Por supuesto, el fin del embargo por US$7.000 millones en bonos nuevos mejora el clima en general.

Al respecto de las cuantitativas, “no ha habido mayores problemas para cumplir las exigidas en acuerdos anteriores”. De hecho, fue una actitud arbitraria del entre que suspendió el convenio previo. Sin embargo, “para un futuro acuerdo, se plantea un superávit primario de 4,5% en términos del PBI. Por el momento –recuerda el operador de mercado abierto-, Roberto Lavagna sólo esta dispuesto a mantenerse en 3%, la pauta anterior”.

En lo tocante a metas cualitativas, “la posición argentina es más dura, pues no quiere que se le imponga reforma alguna al modelo actual”. Dentro de las posibles exigencias están la renegociación de contratos con empresas privatizadas y “salida definitiva” del cese selectivo de pagos vía acuerdo con los bonistas autoexcluidos. Ambos puntos subrayan el nuevo papel del organismo, según objetaba días atrás Joseph Stiglitz, Nobel económico: “Virtual agente de cobros por cuenta del sector privado”.

En otro orden de cosas, tuvo lugar en Brasil una reunión entre países sudamericanos y árabes. Néstor Kirchner aprovechó para limar asperezas con Lula da Silva. La Argentina busca que el Mercosur contemple salvaguardas comerciales, en el caso de productos cuya importación perjudique en gran medida a productores locales. Brasil no las ve factibles y las considera una forma de “matar el Mercosur”. En el primer cuatrimestre del año, Buenos Aires tuvo un déficit de US$900 millones. Los sectores más perjudicados fueron textiles y electrodomésticos de línea blanca.

Por su parte, Lula le pidió a Kirchner agilizar la venta de Loma Negra al grupo Camargo Correa por US$1.000 millones y también requirió apoyo para que Brasil ocupe una banca permanente en el Consejo de Seguridad. Algunos funcionarios brasileños ven con inquietud una especie de “campaña patriótica” contra la venta de Loma Negra. No sólo por parte de la oposición de izquierda sino, también, por la derecha.

El lunes 9 partía a Washington la misión para avanzar en renegociaciones con el FMI. “El gobierno –señala el informe semanal de Arpenta- espera alcanzar un acuerdo a principios de julio, para lo cual la Argentina deberá obtener el apoyo del Grupo de los 7. Las principales trabas son las metas cualitativas y cuantitativas que exige el Fondo”. Por supuesto, el fin del embargo por US$7.000 millones en bonos nuevos mejora el clima en general.

Al respecto de las cuantitativas, “no ha habido mayores problemas para cumplir las exigidas en acuerdos anteriores”. De hecho, fue una actitud arbitraria del entre que suspendió el convenio previo. Sin embargo, “para un futuro acuerdo, se plantea un superávit primario de 4,5% en términos del PBI. Por el momento –recuerda el operador de mercado abierto-, Roberto Lavagna sólo esta dispuesto a mantenerse en 3%, la pauta anterior”.

En lo tocante a metas cualitativas, “la posición argentina es más dura, pues no quiere que se le imponga reforma alguna al modelo actual”. Dentro de las posibles exigencias están la renegociación de contratos con empresas privatizadas y “salida definitiva” del cese selectivo de pagos vía acuerdo con los bonistas autoexcluidos. Ambos puntos subrayan el nuevo papel del organismo, según objetaba días atrás Joseph Stiglitz, Nobel económico: “Virtual agente de cobros por cuenta del sector privado”.

En otro orden de cosas, tuvo lugar en Brasil una reunión entre países sudamericanos y árabes. Néstor Kirchner aprovechó para limar asperezas con Lula da Silva. La Argentina busca que el Mercosur contemple salvaguardas comerciales, en el caso de productos cuya importación perjudique en gran medida a productores locales. Brasil no las ve factibles y las considera una forma de “matar el Mercosur”. En el primer cuatrimestre del año, Buenos Aires tuvo un déficit de US$900 millones. Los sectores más perjudicados fueron textiles y electrodomésticos de línea blanca.

Por su parte, Lula le pidió a Kirchner agilizar la venta de Loma Negra al grupo Camargo Correa por US$1.000 millones y también requirió apoyo para que Brasil ocupe una banca permanente en el Consejo de Seguridad. Algunos funcionarios brasileños ven con inquietud una especie de “campaña patriótica” contra la venta de Loma Negra. No sólo por parte de la oposición de izquierda sino, también, por la derecha.

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