Acreedores privados: Lavagna apela a nuevas tácticas

Aprovechando fallos en Alemania e Italia y brechas entre los “lobbies”, Economía se lanza a la caza de acreedores sueltos. La idea es desplazar fondos buitres, otros intermediarios y sus voceros informales.

3 mayo, 2004

Mientras Horst Köhler entra en el pasado recomendando apoyar políticamente a Néstor Kirchner, Roberto Lavagna se pone en contacto –pocas semanas antes de la propuesta definitiva a acreedores privados- con una firma experta en ubicar bonistas. El objetivo es claro: restarles espacios a los “comités de bonistas”, cuya representatividad sigue siendo dudosa.

El reciente fallo en Italia y los emitidos tiempo atrás en Alemania, declarando responsables a bancas y otros intermediarios por venderle a la gente papeles de alto riesgo –sin explicar el detalle-, mejora la posición argentina. De paso, pone en evidencia los escasos esfuerzos de los “defensores de ahorristas” en beneficio de sus presuntos mandantes. Tanta pasividad sugiere a nexos entre ciertas bancas y estos “comités”.

En verdad, esos grupos están desde marzo en tratos con cinco organizaciones “cazabonistas”. Ahora, Lavagna está por seleccionar una –quizá la sexta de las que se presentaron en aquel momento- para identificar portadores de bonos y comunicarse con ellos. Naturalmente, la meta clave es debilitar al llamado “comité global”.

Interesa notar que, según estimaciones informales, la masa de papeles detectada representa alrededor de US$ 51.700 millones en acreencias afectadas por el cese de pagos unilateral. De ese monto, 51,6% está en manos norteamericanas, 26,1% en italianas, 16,3% en alemanas y resto (5,4%) en manos japonesas. Amén de que la suma no coincide con los totales manejados por el FMI, debe notarse un detalle: los bonos pueden estar a nombre de A, B o C pero –en general- los manejan fondos y otros agentes de valores.

Mientras Horst Köhler entra en el pasado recomendando apoyar políticamente a Néstor Kirchner, Roberto Lavagna se pone en contacto –pocas semanas antes de la propuesta definitiva a acreedores privados- con una firma experta en ubicar bonistas. El objetivo es claro: restarles espacios a los “comités de bonistas”, cuya representatividad sigue siendo dudosa.

El reciente fallo en Italia y los emitidos tiempo atrás en Alemania, declarando responsables a bancas y otros intermediarios por venderle a la gente papeles de alto riesgo –sin explicar el detalle-, mejora la posición argentina. De paso, pone en evidencia los escasos esfuerzos de los “defensores de ahorristas” en beneficio de sus presuntos mandantes. Tanta pasividad sugiere a nexos entre ciertas bancas y estos “comités”.

En verdad, esos grupos están desde marzo en tratos con cinco organizaciones “cazabonistas”. Ahora, Lavagna está por seleccionar una –quizá la sexta de las que se presentaron en aquel momento- para identificar portadores de bonos y comunicarse con ellos. Naturalmente, la meta clave es debilitar al llamado “comité global”.

Interesa notar que, según estimaciones informales, la masa de papeles detectada representa alrededor de US$ 51.700 millones en acreencias afectadas por el cese de pagos unilateral. De ese monto, 51,6% está en manos norteamericanas, 26,1% en italianas, 16,3% en alemanas y resto (5,4%) en manos japonesas. Amén de que la suma no coincide con los totales manejados por el FMI, debe notarse un detalle: los bonos pueden estar a nombre de A, B o C pero –en general- los manejan fondos y otros agentes de valores.

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