El sistema ya existe en los Países Bajos, donde los postulantes deben demostrar una necesidad médica y también que no tienen medios para pagar por su cuenta una trabajadora sexual.
La respuesta la dio el abogado Karl Lauterbach, del partido gobernante Socialdemòcrata diciendo que el país “no necesita prostitución paga en hogares para ancianos y mucho menos con receta”.