El número total de donantes fallecidos creció 9,2% en 2016 comparado con el año anterior. Parte de eso se debe al sostenido compromiso y mejoramiento en el funcionamiento de las organizaciones para la donación de órganos.
Pero, según opina David Klassen, feje médico de la United Network of Organ Sharing (UNOS) “en los últimos años hemos tenido éxito usando órganos de donantes con ciertos criterios que podrían no haber sido aceptado antes, que incluyen los que murieron por falla del corazón o de los pulmones y también por muerte cerebral o los que murieron por intoxicación de drogas.
Desde el primer transplante de riñón en 1954 todo cambió mucho. Por ejemplo, en 2016 los médicos realizaron un transplante de hígado y riñón de un donante con HIV a un receptor con HIV. Veinte años atrás eso habría sido considerado una locura.
La buena noticia de donación de órganos no se puede separar del lado oscuro de las muertes relacionadas con abuso de drogas. El número de donantes que murió por sobredosis creció el último año, cuando hubo casi una epidemia de opiáceos. En algunas regiones se registró un aumento de 900%de donación de órganos, más de la cuarta parte de los donantes fueron víctimas de sobredosis.
Las donaciones de drogadictos han significado una donación dudosa, entonces. El Estado tiene ahora dos problemas. El Estado tiene ahora dos problemas: desintoxicar a los drogadictos y aumentar el número de donantes voluntarios