Sustentabilidad y la regla de las 5 Rs

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En Argentina se generan 16 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos (RSU) al año, de los cuales sólo se recicla un 4%.

La mayoría de los residuos que generamos pueden convertirse en algo más. Por lo tanto, estamos tirando a la basura un montón de recursos valiosos. 

 Hablar de la regla de las 5 Rs significa empezar a tomar conciencia de la relación que tenemos con los residuos que generamos, de nuestro consumo y con nuestros hábitos. Pero antes de hablar de residuos y su reciclado, tenemos mucho más que hacer.

Las 5 Rs nos permiten incorporar a nuestra vida una regla básica y fácil de aplicar para contribuir a la sostenibilidad. Es una excelente base para mantener una postura respetuosa con el ambiente y una gran forma de fomentar un entorno más saludable para nosotros y para las futuras generaciones. Además, favorece a nuestra economía, ya que implica un ahorro para los bolsillos de los consumidores y tiene la potencialidad de generar nuevos puestos de trabajo.

Más allá de que es una regla para una vida más sustentable, es importante entender que estamos hablando de procesos, que no es un cambio de un día para otro, nos vamos a equivocar y de eso aprender. La clave está en adoptar pequeños cambios progresivos para cambiar al mundo.

¿De qué se trata?

Rediseñar: la funcionalidad deja de ser el objetivo único a la hora de producir un nuevo producto y comparte protagonismo con la sostenibilidad. Por ejemplo, se utilizan materiales adecuados para su posterior reciclaje, envases biodegradables, etc.

Reducir: empezar a reducir tanto la cantidad de productos que consumimos como los que generamos como residuos. Evitando la contaminación y el despilfarro de recursos. No solo podemos hacerlo con los productos sino también con los servicios como el agua y la energía. Podemos contribuir apagando las luces cuando no estamos o cuando no sea necesario utilizarlas, bañándonos con duchas de 5 minutos, aprovechando el calor del horno para cocinar más de una cosa a la vez, entre otras estrategias de ahorro.

Reparar: antes de tirarlo y comprar uno nuevo, intentá repararlo. Hay productos con los que es más fácil y otros no tanto. Buscá alternativas, no te quedes con la opción obvia.

Reutilizar: si tenés la oportunidad, dale un nuevo uso a los productos que ya han sido utilizados para su fin inicial. En Internet hay muchísimas ideas de cómo reutilizar productos para alargar su vida útil. Evitemos el desperdicio.

 Reciclar: Una vez que ya le hayas dado todos los usos posibles a un producto, acudí al reciclaje. Separá los residuos en orgánicos, plásticos, metales, vidrios, papel y cartón, y depositarlos en el contenedor que corresponda.

También hay que prestar atención a cuál es nuestra percepción sobre los recursos y cómo nos manejamos frente a ellos. No es solamente un cambio de hábitos, es entrar en conciencia acerca de cuál fue el camino de ese producto o servicios que adquirimos y qué tan necesario fue o es para mí.

Analizar el ciclo de vida completo del producto, “de la cuna a la tumba”, cuáles son todos los impactos sociales y ambientales de ese producto final. De esta manera, podemos proteger al ambiente evitando su contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales.

El ser humano por su sola existencia genera y va a seguir generando residuos. Lo que debemos lograr es un cambio cultural para que todos seamos más conscientes sobre nuestros residuos y empecemos a verlos como los recursos valiosos que son. Que podamos percibir no solamente su valor económico sino también su valor y su costo social y ambiental.

(*) Abogada, especialista en Dirección y Gestión Ambiental y Co-fundadora de GEA Sustentable.

 

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