Por Francesc Saigí-Rubió (*)
En este escenario de crisis extrema, la rápida adopción de herramientas tecnológicas avanzadas ha jugado un papel importante en la respuesta a las altas presiones de los sistemas de salud.
Así se han convertido en la práctica clínica necesaria para brindar atención tanto a los pacientes con covid-19 de forma segura como las rutinaria de atención primaria. Estas herramientas han evitado que las personas que requerían de los servicios de salud acudiesen físicamente en muchos países.
Con el avance de la pandemia, las expectativas sobre cómo se puede brindar la atención médica están cambiando. Ahora existe la oportunidad de rediseñar nuestro sistema de atención.
Las teleconsultas, tan síncronas como asíncronas, suponen un nuevo modelo relacional con los profesionales de la salud, más práctico para los usuarios y más eficiente para el sistema sanitario.
Sin embargo, a pesar de que los servicios de atención de salud se pueden garantizar en gran manera de forma remota a través de tecnologías digitales, este cambio aún no se ha consolidado de forma definitiva. De hecho, todavía no sabemos qué papel desempeñará la telesalud en la prestación futura de atención médica.
Ante esta realidad, es lógico plantearnos qué pasará una vez la pandemia termine, si se mantendrán este tipo de consultas médicas o volveremos al inicio, con la presencialidad plenamente instaurada.
Para responder a esta pregunta, una estrategia sería hacerlo desde dos ópticas. Por una parte, desde la de la oferta, eso es, desde los profesionales de salud. Por otra, desde la demanda, es decir, los pacientes.
Desde la óptica de los profesionales de la salud
Aquí deberíamos preguntarnos primero qué les ha motivado a llevar a cabo las consultas médicas por internet durante el confinamiento impuesto por la pandemia y, segundo, ver si estas razones tienen peso suficiente como para seguir utilizándolas cuando la crisis sanitaria termine.
Con ello, será posible conocer si la pandemia ha cambiado los factores que les han impulsado a usar este tipo de consultas médicas o, por el contrario, han percibido esta utilización como excepcional y sus preferencias se sitúan más en la línea de volver a la situación anterior a la pandemia.
En este contexto, un estudio reciente ha intentado averiguar el uso de la ‘eConsulta’ por parte de los profesionales sanitarios.
La ‘eConsulta’ es una herramienta web que permite a la ciudadanía de Cataluña hacer consultas sanitarias por Internet a los profesionales médicos y de enfermería, de forma asincrónica y bidireccional.
También posibilita llevar a cabo trámites administrativos (como solicitar la actualización del plan de medicación vigente) y enviar documentos (como informes clínicos, diagnósticos y resultados de análisis clínicos o pruebas que luego formarán parte de la historia clínica del paciente).
Los resultados mostraron que la mayoría de los profesionales de la salud están satisfechos con este mecanismo de trabajo y planean incorporarlo en sus prácticas más allá de la pandemia. Esto ha sido gracias a los beneficios percibidos por el uso de la herramienta.
Pero también, aunque en menor medida, a la presión que puedan ejercer los compañeros de trabajo, los propios pacientes o la misma institución. Es decir, el hecho de que algunos compañeros evalúen positivamente la herramienta o que los pacientes tengan un fácil acceso a la misma influye sobre la intención de uso.
Por otro lado, la experiencia de usar herramientas tecnológicas (tanto en la vida profesional como personal) se configura también como una variable que muestra relación directa sobre la intención de usar las herramientas de telesalud después de la covid-19.
¿Qué opinan los pacientes sobre la telemedicina?
En un segundo estudio que se llevó a cabo sobre la misma herramienta, esta vez desde la perspectiva de los pacientes, se observó que la pandemia había contribuido a socializar el uso de las consultas médicas por internet.
A raíz de la crisis sanitaria, nos encontramos con un perfil más joven, sin patologías crónicas y que ha tenido la necesidad de utilizar las teleconsultas para contactar con los servicios sanitarios o recibir resultados de pruebas realizadas. Teniendo en cuenta que el estudio se realizó sobre el total de la población que utiliza la herramienta, muestra con datos fehacientes un cambio de tendencia en su uso.
En definitiva, varios estudios han señalado ya que este tipo de consultas médicas reducen las visitas presenciales de bajo valor añadido.
Los datos brindan evidencia en favor de su eficiencia desde la óptica del proveedor sanitario. Así, el principal beneficio es que permite centrar la atención presencial en aquellas que requieran contacto físico.
Esto debería reducir las listas de espera y optimizar los servicios de salud. Además, nos encontraríamos con los beneficios derivados del empoderamiento de aquella parte de la población que hace un uso activo de estas herramientas.
Pero para ello es necesario socializar el uso de esta herramienta a toda la población, impulsando así la demanda digital de la atención médica por parte de los pacientes, para que nadie quede excluido.
Todo hace pensar que cuando termine la pandemia será posible continuar de forma similar a como lo estamos haciendo ahora. Sin embargo, es necesario asentar las relaciones de complementariedad entre lo que impulsa su uso por parte de las partes implicadas. Es decir, los profesionales de la salud, por un lado, y los pacientes por el otro, con las posibilidades y alcance de estas consultas renovadas.
Vale la pena aprovechar el impulso que nos ha dado la crisis actual para acabar de implementarlas.
(*) Profesor agregado de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UOC , UOC – Universitat Oberta de Catalunya