Recuperación económica global en medio de alta incertidumbre

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La contracción de la actividad ocurrida en 2020 provocada por el COVID-19 no tiene precedentes históricos recientes por su velocidad y amplitud, dado que prácticamente todos los países han sido afectados.

Las perspectivas mundiales siguen siendo inciertas precisamente por la pandemia y las nuevas mutaciones del virus; el costo en vidas humanas es muy preocupante a pesar de la creciente cobertura de las vacunas. Tras una contracción estimada de – 3,3 % en 2020, se proyecta que la economía mundial registrará un crecimiento de 6 % en 2021.

Pero las diferencias de lo que sucedió y de las perspectivas entre los países es muy grande, debido, entre otras cuestiones, a la capacidad económica y la eficacia de las políticas internas para atender los costos de la pandemia y la atención de los sectores más afectados, a la situación financiera al comienzo de la crisis, a la capacidad para organizar grandes campañas sanitarias y a su dependencia del turismo y de la exportación de materias primas.

En general, los países en desarrollo (PED) cayeron menos que los países desarrollados (PD) y tendrán una salida esperada para este año superior. Después de la pérdida de vidas, uno de los efectos particularmente perniciosos es lo sucedido con el empleo y el ingreso de algunos grupos, como el de los jóvenes, las mujeres y los trabajadores con niveles educativos relativamente bajos o con empleos informales, que han sufrido el golpe más duro.

Se estima que 100 millones más de personas han quedado por debajo del umbral de la pobreza extrema en 2020. A pesar de las políticas para sostener el empleo, en el momento más crítico, la desocupación aumentó alrededor de 11 puntos porcentuales, tanto en los PD como en los PED. Es probable que la desigualdad de ingresos haya aumentado significativamente.

Desde el punto de vista sectorial, los más perjudicados han sido los servicios intensivos en contactos directos: los viajes, las artes, el entretenimiento, los deportes, la hotelería y los restaurantes, mientras que la industria en general ha recuperado los niveles pre-pandemia. Sin embargo, las medidas expansivas sin precedentes, por los montos y la rapidez, evitaron resultados mucho peores. Claro que fueron muy diferentes según el nivel económico. En los PD, la combinación de aumento del gasto público y rebajas de impuestos ha sido, en promedio, del 13 % del PIB, más otro 12 % del PIB en préstamos y garantías; total 25 % del PIB.

En cambio, en los PED la política fiscal destinó 4 % del PIB, y la monetaria suma otro 3 %: total 7 % del PIB. En los países de bajos ingresos el total no llega al 2 % del PIB. Estados Unidos (EE.UU.) fue el país que hizo el mayor esfuerzo. La contracción hubiera sido muy superior de no haber sido por las extraordinarias políticas de apoyo que se desplegaron.

Como efecto negativo cabe señalar el acceso desigual a las vacunas, donde la disponibilidad en los PD es muy superior a la de los PED, y la no existencia de una red de seguridad, organizada por los organismos internacionales, para ayudar a los países que no tienen fondos o capacidad para endeudarse.

En términos presupuestarios la contrapartida ha sido el aumento del déficit fiscal y de la deuda, pero necesarios para salir de la recesión y evitar daños permanentes. Si bien la deuda está en niveles récord, ayudan las tasas de interés muy bajas, que en muchos casos son negativas en términos reales.

Los PD y su gran capacidad económica para atender la crisis A pesar de contar con la misma capacidad económica, se prevé que EE.UU. vuelva a los niveles de actividad de finales de 2019 en el primer semestre de 2021 y Japón en el segundo semestre; son los países que más apoyo desplegaron.

Por el contrario, en la Zona del Euro y el Reino Unido (RU), se espera que la actividad se mantenga por debajo de los niveles de finales de 2019 hasta 2022.

De los países más grandes, los más perjudicados han sido España, RU, Francia e Italia; los que menos cayeron fueron EE.UU., Japón y Alemania. La situación de los PED es muy disímil Entre los países más grandes según la región, la única economía que no cayó fue la de China. Para 2021 se estima que todos los países van a crecer, pero los perfiles de recuperación varían debido a la gravedad de la pandemia, la estructura económica (empleo y peso en el PIB de los sectores intensivos en contacto directos), la exposición a perturbaciones específicas y la eficacia de la respuesta política para combatir las consecuencias.

En Asia, la recuperación es más fuerte de lo previsto inicialmente, sobre todo por China e India, que muestran tasas de crecimiento muy elevadas. Rusia que sigue mostrando tasas de crecimiento tendencial relativamente bajas, se estima recuperará en este año lo perdido en 2020. En África la caída no ha sido muy profunda, a excepción de Sudáfrica. También se recuperará rápidamente.

Desde 2015 América Latina (AL) es la región en el mundo de menor crecimiento, incluso que la de los PD. En 2020 fue la que tuvo la mayor caída (8,7 %) y el FMI estima que la recuperación en este y en el próximo año será inferior a la del resto del mundo.

Los comportamientos son diferenciados. Durante la crisis de la pandemia los países que más han caído son Venezuela, Perú, Argentina y México y los menos afectados fueron Paraguay, Uruguay, Brasil y Chile. La recuperación de la región en 2021 será leve (3,8 %) y solo dos países recuperarán lo perdido en 2020: Paraguay y Chile.

Mucho influye la situación socio-económica anterior a la pandemia, la posibilidad de contar con fondos y financiamiento para la asistencia y la disponibilidad de vacunas. Aumento de los precios de las materias primas Se proyecta que los precios del petróleo crecerán 30 % en 2021 desde su bajo nivel de 2020, reflejando en parte los frenos de suministro de los exportadores. Se prevé que los precios de los metales se aceleren fuertemente en 2021 reflejando en gran medida el repunte en China.

También se espera que en este año los precios de los alimentos continúen repuntando por algunos problemas climáticos y la mayor demanda por la recuperación de los ingresos y de China. La inflación sigue siendo baja en la mayoría de los países El aumento previsto de las materias primas en este año podría elevar los precios al consumidor, pero será muy tenue y no se apartarán de sus promedios de largo plazo: en los PD la inflación será algo menor al 2 % anual y en los PED será de 5 % anual con tendencia a la baja. Algunos prevén que a partir de 2022/23 la inflación en los PD puede ser algo superior al 2 % que tienen por objetivo los bancos centrales.

Con la recuperación económica se prevé que el comercio mundial crezca 8,4 % y recupere la caída de 2020. Aumentará el comercio de bienes mientras que el comercio de servicios (turismo y transporte) permanecerá estancado hasta que la pandemia se controle en todas partes.

(*) Escuela de Economía y Negocios de la UNSAM.

 

 

 

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