Mito 1: Más horas equivalen a más trabajo. No es así, por lo general, trabajar más horas lleva a lograr peores resultados, menor productividad y una vida menos feliz y menos saludable. Lo demostró la International Labour Organization luego de una amplia investigación entre productividad y horas trabajadas. La conclusión simple y corta: más horas de trabajo no nos hacen más productivos y en realidad pueden tener el efecto contrario, se hace menos y lo que se nace nunca es de la mejor calidad.
Mito 2. Hoy es necesario hacer varias cosas a la vez. Casi todas las descripciones de trabajo en la actualidad exigen tener la capacidad de manejar diferentes responsabilidad en forma simultánea, o sea, hacer malabarismos con varias cosas a la vez, Según un estudio realizado en la Proceedings of the National Academy of Sciences, cuando alguien dice que es bueno haciendo muchas cosas a la vez, en realidad no lo es. El investigador David Meyer de la universidad de Michigan viene advirtiendo desde hace años que el famoso “multitasking” nos desacelera y nos hace cometer errores.
Mito 3. Postergar es el enemigo. En esta cultura impulsada por la productividad, la postergación es vista como algo que hay que combatir. El tiempo sin hacer nada es considerado una pérdida de tiempo. Claro que pasarse todo el día mirando el techo lo es y que patear cosas para adelante puede hacernos perder tiempo precioso y hacer que la lista de cosas para hacer no se acorte nunca. Con todo, hay un lado oscuro en esta forma de pensar. Si vamos a suprimir totalmente el tiempo de inactividad también suprimimos los únicos momentos que tiene el cerebro para recargar las pilas. Un poco de distracción y de aburrimiento son esenciales para la salud mental.
Mito 4. Hay que ser pulcro para ser organizado o creativo. Mucha gente dice, especialmente la que es organizada, que para lograr terminar un trabajo el escritorio debe estar despejado, ordenado y con todo en su lugar. Nada de eso es necesario para ser productivo. Es conveniente, pero no es un requisito. Un estudio publicado en el Journal of Consumer Research concluyó que, aunque los investigadores comenzaron el estudio con la premisa de que el desorden era una condición negativa que conduciría a menos eficiencia, sus experimentos mostraron en realidad que en algunas personas, algo de desorden los hacía más eficientes, los ayudaba a tomar mejores decisiones y los hacía sentir más creativos. No son los únicos en implicar que un escritorio desordenado no equivale necesariamente a una mente desordenada.
Mito 5. La productividad consiste en sacar del medio mucho trabajo. La meta de la productividad no es despachar pilas de tareas lo más rápido posible. “Puede” serlo, si así lo concibe uno, pero la meta última de la “productividad” es dedicar menos tiempo a las cosas que uno “tiene” que hacer para tener más tiempo para las cosas que uno “quiere” hacer.
Este mito no ha sido descalificado científicamente pero es uno que sigue la lógica que se desprende de los anteriores. Es también algo que, una vez que se entiende , hace la vida más liviana o más pesada según la postura que se adopte.