Con esa aclaración, el informe sobre las 10 perspectivas para 2021 de la economía argentina, elaborado por la consultora Llorente y Cuenca, y ccordinado por el economista Luis Secco, advierte que cuando detrás de la brecha están las súper restricciones hoy vigentes, hay que tener todavía más cuidado con ese tipo de aseveraciones.
La cotización del dólar en los mercados alternativos, que es donde las operaciones se realizan con más libertad, refleja (dada toda la información disponible) lo que los argentinos juzgamos que es el valor del peso.
Sintetiza lo que pensamos acerca de la situación actual y la evolución futura de la demanda y oferta de pesos, las reservas, el déficit fiscal y su financiamiento, la inflación, las tasas de interés, la actividad económica, la balanza comercial, la situación social y política, etc.
Y las comparaciones o valores históricos dejan de ser buenos indicadores en situaciones de crisis o coyunturas críticas como las actuales. La brecha es siempre sinónimo de que algo anda mal. Y una brecha del orden del 50-60% es casi tan gravosa como una superior al 100% para el cálculo económico. Toda decisión económica se torna más difícil, las inversiones se posponen, la generación de empleo languidece y el consumo se vuelve defensivo y se vuelca a bienes que lucen una protección a futuras (y casi seguras) depreciaciones. Pero eso no es suficiente para que la actividad económica se recupere ostensible y sustentablemente.