Las mujeres miran porno más que nunca

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Desde los años 70, cuando se inició el movimiento del prono feminista, se enfrentan dos posturas. Una cree que puede cambiar los estereotipos y la otra que el porno siempre fue dañino para la imagen que la sociedad tiene de la mujer.

Madison Young hace una imperturbable y entusiasta descripción de su vida como estrella porno. Aunque el nombre que adoptó para su carrera no es el de su documento, Tina Butcher es una rubia simpática que se convirtió en pionera del porno feminista hace diez años.

Ahora, a sus 36 años, se ha convertido en una parte fundamental del movimiento por el sexo positivo que viene en aumento desde los 80. Esta posición sostiene que las imágenes sexuales pueden ser fuente de inspiración, liberación y empoderamiento para quienes las ven.

 

Las mujeres están mirando porno más que nunca. Uno de los sitios mpopulares de todo el mundo, Pornhub, fue visitado en el año 2015 por 156 millones de personas por mes y ahora se sabe que las mujeres son la cuarta parte de su audiencia global. A su vez, un estudio realizado en la universidad de Western Ontario descubriò que la gente que mira porno muestra tendencia a tener una visión feminista. . Además, ante el éxito de libros como Fifty Shades of Grey – 80% de cuyos lectores fueron mujeres – no sorprende que un negocio del porno más enfocado hacia la mujer se esté desarrollando con gran velocidad.

 

El 20 de abril se realiza el toronto International Porn Festival, una celebración anual de la pornografía progresista. Madison ya ha ganado allí varios premios por sus trabajos. Una forma de pensar la idea del porno feminista, según Lynn Comella, profesora de Estudios de Género y Sexualidad de la Universidad de Nevada, es como una intervención. “El porno feminista adquiere una forma cultural que históricamente ha sido visto como el ámbito de los hombres”, dice. Reelabora las imágenes sexuales y las convenciones en un intento de explorar nuevas y más diversas formas de deseo.”

Para Madison, que define el tipo de porno feminista que ella realiza, es la autenticidad de su placer. “Ser capaz de hablar sobre lo que uno desea y de nuestros vicios en la vida real es lo más importante para mí,” dice. Un orgasmo real, en cámara, sin embargo, no necesariamente significa sexo blando. Su responsablidad como actriz es encontrar algo erótico sobre cada momento.

Una de las iniciadoras del Toronto International Porn Festival es Carlyle Jansen, cuyo objetivo es mostrar que la cara del porno está cambiando. Se están sumando a ese mundo los trans y las personas con discapacidades. Las comunidades que por lo general no están representadas o son estereotipadas y fetichizadas ahora los están haciendo en sus propios términos, dice.

Para Jansen, el porno feminista tene que ver con la inclusión, pero debe buscar calidad. “Buscamos algo que sea disfrutable, con buenas actuaciones y buena música, con buena iluminación y buen enfoque. El tema puede no gustarle a todos, pero por lo menos tienen que se algo bueno para ver”.

 

Pero junto al crecimiento del negocio del porno feminista, también crece el movimiento en contra, que comenzó a tomar forma en los años 70. “La idea del porno feminista tiene tanto sentido como ser un vegetariano carnívoro”, dice la doctora Julia Long, autora del libro Anti-porn: The Resurgence of Anti-Porn Feminism.

Ella cree que la pornografía, cualquiera sea la forma que tome, es inherentemente dañina para las mujeres.

 

Para ella la nueva generación de feministas lo que hace es dar vueltas alrededor de temas sin llegar nunca al núcleo. Y no está sola en esta posición.

 

Hay voces importantes anti-pornografía, como las de Julie Bindel y Germaine Greer, quienes creen que la “necesidad” de mirar porno es un deseo creado bajo el capitalismo patriarcal. Long no cree que agregando la palabra “feminista” a “porno” vaya a cambiar el daño hecho a las mujeres en este negocio y la forma en que moldea las actitudes negativas hacia el sexo.

 

Pero incluso dentro del subgénero del porno feminista parece haber desacuerdo sobre lo que debería implicar. Anna Arrowsmith, primera cirectora de cine porno feminista en Gran Bretaña, cree que placer autèntico es problemático. “Cuando uno va a ver una película de terror no espera que sea real, espera que sea actuado. Creo que es poner demasiada presión en los artistas si se les exige que su placer sea auténtico”.

Para Madison, la parte más importante de hacer porno es el mensaje que envía. “Así como algunas películas podrían dar una visión negativa del sexo, el porno también tiene el poder de hacernos sentir bien y de enseñar consentimiento y comunicación,” dice. Ella cree firmemente que el porno feminista puede introducir un cambio, cambiar actitudes dentro y fuera del negocio.

 

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