Nada de lo antiguo parece resistir la ola de cambios que arrasa con el mundo. La tradicional Place Vendôme, centro del lujo más exquisito de París desde el siglo 19, asiste a la llegada de otras casas, más nuevas que se instalan alrededor de la plaza. Incluso una joyería china.
En 1893 se instaló allí Boucheron, el primer joyero de una serie de otros que abrieron sus puertas a lo largo del siglo 20. Pero junto a Boucheron ahora está Qeelin, la joyería china abierta en 2004 por Dennis Chan. Es la primera casa asiática que llega a hacer compañía a las europeas. Aunque Qeelin tiene boutiques en otras partes de la ciudad, esta en Place Vendôme le da prestigio como ninguna.
Sus productos tienen una fuerte estética china. Prefiere las joyas de oro y diamantes en forma de ositos panda, de robots y perritos en la frontera con lo cursi. Pero si bien ese tipo de joyas podría parecer irreverente al gusto occidental, tienen un fuerte simbolismo cultural que conecta con la clientela asiática y no tiene ninguna intención de cambiar para asimilarse al estilo europeo.
“Nuestra visión es traer al mundo el diseño contemporáneo chino, ingresar a una nueva era de estética y elegancia oriental a través de la lente de las joyas”, dice Chan. “Pasar las joyas de generación a generación es una tradición profundamente arraigada en China. “Siempre hemos querido pasar nuestras tradiciones, nuestra herencia y nuestra riqueza”.