Por Francisco J. Álvarez Gil y Francisco Alonso-Almeida (*)
Cuando se produce una situación sin precedentes como esta, hay muy poco margen para la planificación docente si se quiere evitar una interrupción del correcto funcionamiento de las instituciones académicas.
Tras la experiencia del curso 2019–2020, la condiciones para el desarrollo docente durante el curso 2020–2021 mejoraron considerablemente, ya que se pudo solventar algunas de las deficiencias detectadas para la adecuada impartición de la docencia en formato virtual.
Sin embargo, aún quedan aspectos que necesitan ser mejorados. Hemos querido conocer la perspectiva del alumnado en este sentido a través de una encuesta a 148 estudiantes de grado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria de Artes y Humanidades, Ingenierías y Arquitectura, y Ciencias Sociales.
En dicha encuesta, se les han formulado diversas cuestiones acerca de la docencia virtual o híbrida que recibieron durante el curso 2020–2021: barreras tecnológicas para poder seguir las sesiones lectivas, la utilidad de las aplicaciones disponibles, cuestiones acerca del desarrollo de la docencia y de la evaluación, etc.
Entre otras conclusiones destaca la siguiente: cerca del 92% del estudiantado encuestado considera que comprende igual o mejor los contenidos de las materias cuando estas se imparten de manera presencial.
Menor participación
Desde la perspectiva docente, muchos hemos detectado una menor participación de los estudiantes en las sesiones lectivas virtuales en comparación con las sesiones lectivas presenciales.
Este aspecto es reseñable pues, frecuentemente, mediante la retroalimentación que reciben los estudiantes cuando participan activamente en clase, se pueden corregir fallos de los que no éramos conscientes. Por ello, podría considerarse que existe relación entre el bajo nivel de participación y la correcta comprensión de los contenidos desarrollados en cada unidad didáctica.
Lenguas extranjeras y presencialidad
En el caso concreto de las lenguas extranjeras, son materias que se imparten de forma interactiva y en las que se trabajan diversas destrezas como la comprensión oral y escrita, la expresión e interacción oral y la expresión escrita.
Es evidente que el formato virtual supone una limitación para la interacción, así que hemos preguntado a los encuestados con qué destrezas consideran que se han visto más limitados por el uso de recursos telemáticos.
Era previsible que la mayoría indicase las de interacción y expresión oral, ya que incluso los docentes hemos encontrado dificultades para promover la interacción oral mediante el uso de estos medios.
Algunos estudiantes no contaban con los recursos tecnológicos necesarios para participar en las sesiones de manera activa. Otros sí intervenían, pero a menudo, por problemas bien de conectividad o de otra índole, la calidad del sonido era tan deficiente que no permitía que se estableciera una conversación fluida.
Este resultado también era predecible; sin embargo, llama poderosamente la atención que el 22,5% de los encuestados haya seleccionado la expresión escrita como la segunda destreza, lo que sugiere que debiera llevarse a cabo una revisión de los materiales o recursos empleados para su práctica, ya que no debiera presentar grandes dificultades el trabajarla aun desarrollándose su enseñanza en formato virtual.
Exámenes en línea, aprendizaje en persona
Basándonos en las respuestas de los estudiantes a la mayor parte de las preguntas de la encuesta, se aprecia su preferencia por recibir la docencia de manera presencial. El único aspecto en el que se inclinan hacia el formato virtual es en lo relativo a la evaluación de las materias.
A la hora de identificar las que consideran las mayores ventajas de la metodología virtual, más del 60% de los encuestados indicaron el menor nivel de gasto en desplazamientos y la mayor flexibilidad horaria, asuntos que no están relacionados con la calidad de la docencia impartida.
Este aspecto, así como que la mayor parte del estudiantado encuestado identifica la obtención de mejores calificaciones como el principal beneficio de la docencia virtual, genera cierta incertidumbre sobre la eficacia de llevar a cabo la evaluación de manera no presencial a pesar de todos los procedimientos y las herramientas de control que se incorporaron el pasado curso.
(*) Francisco J. Álvarez Gil es Profesor de Filología Inglesa, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; y Francisco Alonso-Almeida es catedrático de Universidad en Filología Inglesa, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.