Un ejemplo claro – señala el informe del IERAL de la Fundación Mediterránea- está dado por la imposición de restricciones a la exportación de algunos alimentos, que genera desaliento a la producción, el empleo y la inversión en sectores agroindustriales, con efectos distributivos poco claros a largo plazo.
Las provincias – señala el autor del informe, el economista Marcelo Capello -, más afectadas por este tipo de políticas son las de la franja central del país. Algo similar podría decirse de otras políticas, como las prioridades existentes en la infraestructura pública, entre otras decisiones.
Claro que este tipo de políticas a largo plazo tienen un efecto boomerang: cuando las exportaciones crecen lentamente o no lo hacen y prevalece la escasez de divisas en las reservas del BCRA, la economía típicamente termina en una crisis, cuyos mayores perjudicados terminan siendo las familias de ingresos más postergados, de todas las regiones.
Se trata de una estrategia que a largo plazo no incentiva el desarrollo productivo ni tampoco reduce la pobreza o mejora la distribución del ingreso. Es decir, una estrategia con resultados “perder – perder”. Ante la decadencia a largo plazo, en los últimos meses se advierte un cierto despertar de los sectores productivos de la economía en las provincias del centro del país.
Los sectores públicos y privados de dichas provincias deberían concretar acuerdos para que sus legisladores nacionales no voten en contra de los intereses económicos de las regiones que representan, y propongan políticas de estado que sean plasmadas en leyes, como la imposibilidad de restringir exportaciones y un reparto más objetivo de los fondos para inversión pública. Estos acuerdos deberían apuntar a un desarrollo productivo del país, con generación de empleo privado de calidad, equilibrio fiscal y una política social dirigida a igualar oportunidades.
Equilibrio fiscal para que no vuelva a ocurrir que, como consecuencia del déficit público naveguemos siempre entre la inflación y el endeudamiento, en que además tales desequilibrios suelen terminar elevando abrumadoramente las tasas de interés o desplazando el crédito al sector productivo de la economía
Desde el punto de vista regional, las elecciones legislativas del 14 de noviembre muestran resultados interesantes para el posible devenir económico. Juntos por el Cambio (JxC) triunfó en la mayor cantidad de provincias (13), lo cual normalmente solía hacer el Frente de Todos (FdeT), que ganó ahora en 9 provincias, con 2 victorias de partidos provinciales.
Así, el FdeT mantuvo su hegemonía en el norte del país, aunque en esta ocasión el NEA se repartió en 2 victorias para cada fuerza política, y el NOA sigue siendo bastión del FdeT, que ganó en 5 de las 6 provincias que lo componen. En la zona Pampeana hubo sorpresas, pues JxC triunfó en todas las jurisdicciones, siendo que en 3 de las provincias que la componen (Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa) lo habitual eran victorias del FdeT.
Otra sorpresa fue la Patagonia, donde JxC se alzó con el triunfo en 2 provincias en que típicamente ganaba el FdeT (Chubut y Santa Cruz). Salvo por los casos de Jujuy y Tierra del Fuego, en los extremos del territorio nacional, y por las dos provincias con triunfos de partidos locales (Neuquén y Río Negro), el resto del país se exhibe en dos bloques bien marcados, con continuidad territorial: la Región Pampeana, la mayoría de Cuyo y Patagonia y la mitad de NEA para JxC, y una minoría de Cuyo y Patagonia, la mitad de NEA y la mayoría del NOA, para el FdeT.