Los gobiernos europeos, frente a la realidad de un nuevo repunte de los casos de coronavirus y a la reticencia a inocularse de gran cantidad de ciudadanos, recurren a métodos imaginativos para aumentar la tasa de vacunación.
Francia optó por un método duro y exige que aquellos trabajadores de la salud que se nieguen a vacunarse contra el coronavirus sean suspendidos sin goce de sueldo. Todos los demás, deberán mostrar un “pasaporte de salud” que confirme que han sido vacunados, testeados o que se han recuperado de Covid 19 antes de poder entrar a un bar o a un restaurante.
Grecia ha tomado medidas similares pero Alemania, por ejemplo, adopta un camino más sutil para evitar una ley que obligue a la vacunación. Desde el domingo, por ejemplo, los pasajeros no vacunados deben mostrar un test negativo de Covid antes de poder entrar a Alemania. Diversas ciudades alemanas prometen comidas gratis a aquellos que accedan a vacunarse.
Poco a poco la vida en las ciudades europeas ha estado recuperando un ritmo normal, con bares y restaurantes abiertos y la gente viajando a las playas del extranjero. Pero en las últimas semanas los funcionarios de diversos países manifestaron preocupación de que los veraneantes que vuelven introduzcan nuevas infecciones justo cuando el ritmo de vacunación bajó en las principales economías.
El número de infecciones ya está comenzando a subir debido a la propagación de la variante Delta, altamente contagiosa.