Por Maite Durietz (*)
Se va a necesitar el equivalente a casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales necesarios para mantener los estilos de vida actuales. Además, se estima que alrededor de 1/3 de todos los alimentos producidos en el mundo se pierden o desperdician cada año. Esto equivale a unos 1.3 mil millones de toneladas de alimentos.
Pero el impacto de nuestras modalidades de consumo no se limita a lo ambiental. Según la Organización Internacional del Trabajo, alrededor de 152 millones de niños son víctimas del trabajo infantil en el mundo, y muchos de ellos trabajan en las cadenas de suministro de productos que consumimos todos los días.
En este contexto, la práctica del consumo responsable se convierte en una necesidad. Desde la elección de productos sostenibles hasta la reducción del desperdicio y el apoyo a empresas éticas, hay muchas formas de colaborar.
Consumir de manera responsable es elegir consciente y éticamente los productos y servicios que adquirimos a diario.
Algunas claves para lograrlo:
1) El ciclo de vida del producto: Es importante investigar y conocer cómo se produce lo que compramos y cómo llega a nuestras manos. Qué recursos se usaron, cómo se transportó y qué residuos generó y va a generar, son algunos de los puntos clave a tener en cuenta.
2) Elegir productos sostenibles: Que sean duraderos, reparables, reutilizables, biodegradables y reciclables.
3) Apoyar a las empresas éticas: Que respeten los derechos humanos, eviten la explotación laboral y respeten el ambiente. Las empresas responsables suelen ser transparentes respecto a sus procesos, prácticas y resultados.
4) Evitar la generación de residuos: Reducir al mínimo el desperdicio de alimentos, energía y otros recursos. El mejor residuo es el que no se genera.
5) Preferir productos locales: Reduce la huella de carbono. Además, apoyamos a la economía local y fomentamos una comunidad más fuerte.
6) Moderación: Comprar solo lo necesario y no dejarse llevar por impulsos o por la publicidad.
Es posible tener un impacto significativo en la reducción de la contaminación, el cambio climático, la pobreza y otros impactos sociales y ambientales, consumiendo de manera más responsable.
Maite Durietz
(*) Licenciada en gerenciamiento ambiental, especialista en sustentabilidad y consultora B (@unaovejaverde).