“Resilienciaâ€, una palabra de muy reciente aceptación en español, combina las ideas de resistencia y elasticidad para referirse a algo capaz de estirarse o encogerse para luego – cuando desaparece la agresión — volver a su situación original.
Esa capacidad para rebotar con más fuerza que nunca luego se haber recibido embestidas es lo que necesitan hoy gobiernos y empresas privadas. En esta economía global. Algunos la definen como una mezcla de determinación, capacidad y esperanza de que todo va a salir bien al final.
La otra palabra de moda en la cumbre de Davos es “dinamismoâ€. Los líderes y empresarios allí reunidos parecen interpretar el término como sinónimo de conducta fuerte y enérgica por parte de individuos o de compañías, gobiernos o instituciones internacionales.
Los delegados asistentes a esta reunión – calificada por muchos de quienes se reúnen afuera como una conspiración de potentados para exprimir a los débiles – sienten que tienen una tarea importante que realizar, que consiste en desarrollar “dinamismo resiliente†a escala global.
Entre los asistentes de este año figuran el primer ministro ruso Dmitry Medvedev, quien abrirá el foro el martes, el primer ministro británico David Cameron, la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro italiano Mario Monti. Entre las figuras globales están Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas, Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. Luego hay 50 presidentes y primeros ministros, una cantidad considerable de miembros de casas reales, empresarios y figuras de las artes, los medios y el entretenimiento.
Tal vez el mayor desafío que tienen ante sí los asistentes a la cumbre es la necesidad de estabilizar la economía mundial. Se hablará de cómo resolver la crisis de la eurozona, cuáles deberían ser los pasos a seguir para Estados Unidos con las sombras sobre el panorama fiscal y del problema de la inequidad de ingresos.
También en la agenda está el tema de la seguridad global y de su importancia para empresas y gobiernos, ciudadanos y empleados.
Nadie espera, sin embargo, que los temas se rematen con alguna declaración o resolución firmada. El objetivo no es ese. El único objetivo de Davos es compartir ideas, inspirar el cambio y dar a los líderes las herramientas que necesitan para volver al mundo real listos para cambiar las cosas, poco a poco para que algún día el mundo se transforme en algo mejor.