Escuchar música mientras trabajamos se ha convertido en una práctica cada vez más habitual; una práctica que no es ni un pasatiempo ni una distracción. Un estudio realizado por el programa de musicoterapia de la Universidad de Miami, afirma que la música aporta muchos beneficios al individuo, pues los sonidos melódicos ayudan al cerebro a segregar dopamina, también llamada la hormona de la felicidad. La dopamina mejora el humor, aumenta la creatividad y reduce el estrés hasta 65%.
Claro que no todos los géneros musicales producen todo esto. Entre las melodías que más pueden ayudarnos a aumentar la productividad en el entorno laboral o académico figuran en primer lugar las que pertenecen a la música clásica, además de los temas instrumentales, o sea los que no incluyen letra.
Según la American Roentgen Ray Society, autores como Bach, Vivaldi, Mozart o Beethoven mejoran el humor de los oyentes, reducen el estrés e influyen en la concentración.
Uno de los consejos que aportan para aprovechar los beneficios de la música es no poner nunca el volumen demasiado alto. Además de resultar molesto suele provocar distracción. A volumen medio, la melodía enriquece el ambiente y sirve para mejorar el ánimo a los trabajadores.
Las canciones desconocidas distraen porque la mente intenta concentrarse justamente para conocerla. Si la música está asociada a recuerdos emotivos , o tiene una fuerte carga emotiva, también distrae pues los trabajadores can en la melancolía o la tristeza.
Según una investigación de la Sociedad Británica de Psicología, la mejor apuesta para mejorar la productividad es escuchar una lista de reproducción con nuestros temas favoritos de todos los tiempos, sin importar el género.