sábado, 7 de diciembre de 2024

Cómo enfrentar los riesgos de la próxima pandemia

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La pandemia de COVID-19 enseñó a los gobiernos y a las instituciones de salud de todo el mundo algunas lecciones fundamentales y evidenció las fallas que presenta el sistema.

Desde brechas en el monitoreo y la vigilancia de enfermedades hasta la lenta implementación de contramedidas como diagnósticos, vacunas y terapias, la crisis expuso los desafíos de la “Preparación y Respuesta ante Pandemias” (PPR) y las insuficiencias en la atención médica mundial.

Si bien los gobiernos y las organizaciones de salud han logrado un progreso significativo, un reciente informe de Boston Consulting Group titulado “How Public-Health Leaders Can Fight the Next Pandemic” indica que continúa existiendo un riesgo de que aparezcan brotes en el futuro y de perder algunos de estos logros a medida que la pandemia se desvanece de la conciencia pública.

La investigación desarrollada por BCG se basa en conversaciones con líderes de la salud pública, incorpora las lecciones aprendidas de COVID-19 y mpox (también conocido como viruela de mono) y propone cuatro recomendaciones prácticas para que los gobiernos e instituciones de salud las tengan en cuenta:

1. Fortalecer el enfoque en la equidad en salud

Para mantener un fuerte enfoque en la equidad en salud y lograr un mayor y mejor acceso en la PPR, los gobiernos y otras organizaciones de salud deben tomar las siguientes medidas:

  • Asegurarse de que las comunicaciones y contramedidas se adapten a aquellos que están desatendidos por las vías de atención tradicionales y que son más vulnerables o están en riesgo.
  • Lograr que la cobertura mediática y las comunicaciones públicas eviten crear o reforzar estigmas que puedan disuadir a las personas de recibir atención. Involucrar a los líderes de la comunidad en la transmisión de mensajes y hacer que la información sea clara y accesible.
  • Maximizar la participación de los pacientes en los sistemas de PPR a través de la representación, la consulta y el liderazgo para evaluar el impacto de las políticas y las comunicaciones.
  • Incorporar la equidad en el acceso y los resultados como componentes centrales de los marcos de datos y monitoreo
  • Incluir un director de equidad en los equipos y grupos de trabajo de PPR locales, regionales o nacionales para garantizar que todos los grupos de la sociedad reciban un servicio justo y equitativo.

2. Desarrollar alertas de emergencia más específicas

Una vez que una enfermedad alcanza un cierto umbral, la OMS puede, según el consejo de expertos, declarar una emergencia de “Salud Pública de Importancia Internacional” (PHEIC, por sus siglas en inglés). La designación tiene consecuencias de gran alcance, ya que desbloquea recursos financieros y crea una obligación legal para que los gobiernos respondan. Muchos países vinculan sus declaraciones de emergencia sanitaria a las de la OMS.

Sin embargo, este proceso simplifica demasiado la propagación de la enfermedad, pero las autoridades de la OMS prefieren evitar tomar una decisión demasiado pronto, a fin de evitar avivar el pánico. Pero en ausencia de la designación de emergencia, muchas personas, e incluso los gobiernos, pueden minimizar las preocupaciones y perder tiempo crítico en las primeras etapas de un brote, cuando la propagación de un patógeno es más fácil de controlar.

En conclusión, un sistema más matizado permitiría a los países diferenciar los brotes por su gravedad potencial e intervenir en el momento adecuado con el nivel correcto de contramedidas. Además, los gobiernos y las instituciones de salud deberían hacer que las declaraciones de emergencia sean más precisas, con diferentes puntos de partida que desencadenen diferentes respuestas.

3. Garantizar la flexibilidad de las plataformas digitales

Ante la pandemia de COVID-19, los gobiernos locales, estatales y federales de Estados Unidos implementaron plataformas digitales para permitir a la población programar pruebas y vacunas, verificar su estado de vacunación y rastrear contactos cercanos.

Estas plataformas son una parte esencial de la infraestructura de prevención, preparación y respuesta (PPR) de Estados Unidos, ya que centralizan la información sobre pruebas, vacunas y otros servicios de salud. Para asegurar que sean flexibles y sostenibles en el tiempo, los gobiernos deben tomar medidas como evaluar las plataformas creadas para la COVID-19 y adaptarlas para enfrentar futuros patógenos desconocidos, considerar las mejores prácticas de otros países, desarrollar sistemas digitales que coordinen los mecanismos de respuesta y monitoreen la propagación de enfermedades endémicas, e invertir en la mejora y el mantenimiento de estas plataformas a largo plazo.

4. Construir asociaciones del sector privado que puedan crecer en una emergencia

La colaboración con el sector privado puede aumentar drásticamente la capacidad de la infraestructura de PPR. Las instituciones de salud pública a nivel mundial y nacional pueden aplicar estas lecciones a sus estrategias de PPR estableciendo una red de proveedores confiables del sector privado y asegurando así compromisos anticipados para escalar los esfuerzos de respuesta, desarrollando contratos para proporcionar servicios privados y suministros en situaciones no pandémicas, proporcionando una financiación inicial del sector público y privado a nivel nacional e internacional, y desarrollando una infraestructura logística que sea más resistente a las interrupciones de la cadena de suministro global.

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