Según un estudio del NPD Group, una firma global de investigación de mercado que cita la American Academy of Neurology (AAN) en su página web, la obsesión por los juegos está generalizada: nueve de cada diez niños (en Estados Unidos) se absorben con videojuegos. Eso equivale a 64 millones de niños y algunos aprenden a manejar el teclado o el teléfono antes de poder hilvanar una frase. El problema: muchos investigadores creen que el juego excesivo antes de los 21 o 22 años puede recablear físicamente el cerebro.
En China, por ejemplo, un grupo de investigadores hicieron estudios de resonancia magnética a los cerebros de 18 estudiantes universitarios que pasaban un promedio de 10 horas diarias online, principalmente jugando juegos como World of Warcraft. Comparados con un grupo de control que pasaba menos de dos horas al día online, los jugadores tenían menos materia gris, que es la parte pensadora del cerebro.
Ya a principios de la década de los años 1990 los científicos advertían que como los videojuegos solo estimulan las regiones cerebrales que controlan visión y movimiento, otras partes de la mente responsables de la conducta, la emoción y el aprendizaje, podían quedar subdesarrolladas.
Un estudio publicado en la revista científica Nature en 1998 mostraba que el jugar video juegos libera dopamina, un neurotransmisor que produce bienestar. La cantidad de dopamina liberada mientras se juegan estos videos era similar a lo que se ve luego de una inyección intravenosa de las drogas estimulantes anfetamina o metilfenidato.
¿Mi hijo tiene adicción a los juegos?
La AAN enumera las siguientes señales que podrían indicar un problema:
“Sumergirse en un videojuego inunda de placer el centro del cerebro con dopamina,” dice David Greenfield, Ph.D., fundador del Center for Internet and Technology Addiction y profesor clínico asistente de psiquiatría en la School of Medicine de la Universidad de Connecticut. Eso da al que juega una especie de ataque de entusiasmo, pero solo temporalmente, explica. Con esa dopamina extra dando vueltas, el cerebro recibe el mensaje de producir menos de importante neurotransmisor. El resultado final es que los jugadores pueden terminar con una reserva disminuida de dopamina.
Si uno saca un juego a un adolescente adicto por lo general va a mostrar problemas de conducta, síntomas de aislamiento y hasta agresión, según el Dr. Greenfield.
Juegos: guía para padres
Con las noticias que circulan acerca de niños convertidos en bullies o zombies, y un creciente número de expertos alertando sobre los peligros de demasiadas horas frente a la pantalla, los padres podrían sentir la tentación de prohibir totalmente computadoras y teléfonos. No lo hagan, dicen los expertos.
Si usted les prohíbe jugar, perderá toda oportunidad de ejercer alguna influencia sobre sus hijos. Un método mejor es jugar con ellos, dice Judy Willis, M.D., neuróloga y miembro de la American Academy of Neurology con sede en Santa Barbara, California, quien sugiere comenzar con juegos educativos gratuitos online.
La clave para asegurar que sus hijos tengan una relación sana con los videojuegos (porque sí, eso es posible) está en asegurar que aprovechen experiencias agradables fuera de esos juegos. Algunos consejos:
* Preste atención. Según David Greenfield, 80% del tiempo que un chico pasa en la computadora no hace nada que tenga que ver con temas académicos. Poner las computadoras, teléfonos y otros dispositivos en lugares centrales, no a puertas cerradas, permite a los padres monitorear sus actividades. Aprenda cómo se hace para controlar las búsquedas que han hecho en los buscadores para averiguar lo que han estado haciendo en Internet.
* Ponga límites. Ponga, y haga cumplir, límites al tiempo en la pantalla. “Por lo general los chicos no se dan cuenta de la cantidad de tiempo que pasan jugando. Además, inconscientemente sienten la necesidad de seguir jugando,” Greenfield, quien recomienda no más de una o dos horas de pantalla entre lunes y viernes, aprovechar los firewalls, límites electrónicos y bloqueos en teléfonos celulares y sitios web también puede ayudar.
* Comience a hablar. Hable sobre el uso de Internet y los juegos a temprana edad con sus hijos. Fije expectativas claras para ayudarlos a virar en una dirección sana antes de que comience el problema. La comunicación no significa necesariamente charla formal. Más bien, es darles la oportunidad de compartir sus intereses y experiencias con usted. articipa en la escuela, en deportes y actividades sociales, entonces limitarle el tiempo de juego puede no ser tan importante. La clave, dicen los expertos, está en mantener una presencia en sus vidas y estár al tanto de sus intereses y actividades. Por otro lado, si usted tiene un hijo que ya tiene tendencia al enojo, sí debería limitarle el video juego, sugiere Tom A. Hummer, Ph.D., investigador asistente en el departamento de psiquiatría en la School of Medicine de la Universidad de Indiana en Indianapolis.
* Busque ayuda. Para algunos jóvenes, los juegos se convierten en una obsesión irresistible. Si su hijo está mostrando señales de una adicción a los videojuegos, conviene buscar ayuda. Las opciones de trabamiento varían desde una terapia limitada con visitas externas hasta programas de internaciomes residenciales intensivas .
Pero no todos los juegos son malos. Los videojuegos pueden ayudar al cerebro de muchas maneras: mejoran la percepción visual, mejoran la capacidad para cambiar de una tarea a la otra y el proceso de la información.
“En un cierto modo”, dice Judy Willis neuróloga de la AAN, #el modelo del videojuego es brillante#. “Alimenta de información al cerebro de manera que maximiza el aprendizaje.”