sábado, 28 de diciembre de 2024

WikiLeaks y el debate sobre toda información

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Un grupo de expertos trató el tema WikiLeaks, no como caso concreto de violación de secretos de Estado, sino como tema de debate: ¿hasta qué punto llega la libertad de información, tanto en el Estado como en las empresas con datos delicados? ¿Todo es compartible? ¿Cómo hay que cuidar la información delicada?

<p>El 8 de diciembre el sitio dijo que el arresto no le impedir&iacute;a publicar nuevas revelaciones y WikiLeaks a continuaci&oacute;n public&oacute; un nuevo paquete de cables sobre la decisi&oacute;n del gobierno brit&aacute;nico de dejar en libertad a dos convictos libios. <br /><br />Para las empresas, el caso WikiLeaks puede, en &uacute;ltima instancia, servir como par&aacute;bola sobre c&oacute;mo cuidar la informaci&oacute;n delicada. Dice Joseph Turow, docente de comunicaci&oacute;n en la universidad de Pennsylvania, cree que los cables del Departamento de Estado dados a conocer por WikiLeaks, sin bien objetables, est&aacute;n mucho mejor pensados que muchas comunicaciones internas. &ldquo;Si yo fuera CEO&rdquo;, dice, &ldquo;no me sentir&iacute;a nada c&oacute;modo. Me preocupar&iacute;a mucho que esto pudiera ocurrir en mi compa&ntilde;&iacute;a&rdquo;. &ldquo;Los cables que hemos le&iacute;do son incre&iacute;blemente suaves comparados con los e-mails que la gente se manda en las empresas&rdquo;.</p><p><strong>Mala publicidad y secretos comerciales<br /></strong><br />Bruce Schneier, autor de libros sobre ciber- seguridad y fundador de <em>BT Counterpane</em>, una empresa de seguridad, opine que WikiLeaks apareci&oacute; por una cantidad excesiva de clasificaci&oacute;n de la informaci&oacute;n y una prensa d&eacute;bil que actu&oacute; como &ldquo;esten&oacute;grafa&rdquo; del gobierno. Cree que el gobierno de Estados Unidos est&aacute; sufriendo ahora lo que la m&uacute;sica y el entretenimiento experimentaron los &uacute;ltimos a&ntilde;os: las redes digitales de distribuci&oacute;n que surgieron como alternativas a los sistemas que los sellos musicales y los productores trataban de controlar. . <br /><br />Aunque WikiLeaks hab&iacute;a estado diseminando informaci&oacute;n durante 18 meses &ndash; mucha sobre las guerras de Irak y Afganist&aacute;n — Werbach cree que los comunicados del Departamento de Estado le inflaron el perfil y generaron una fuerte reacci&oacute;n. Por ejemplo, las empresas de tarjetas de cr&eacute;dito, PayPal y Amazon decidieron cortar las relaciones que ayudaban a financiar WikiLeaks, aparentemente bajo presi&oacute;n de funcionarios del gobierno. &ldquo;Es peligroso que el gobierno le diga a las empresas privadas que determinado contenido debe mantenerse fuera de la red&rdquo;, dice, &ldquo;lo m&aacute;s razonable ser&iacute;a que fueran las empresas las que piensen si WikiLeaks cruz&oacute; la raya o no.&quot;<br /><br />Para la experta en estudios legales y &eacute;tica empresarial Andrea Matwyshyn, la sociedad est&aacute; tratando de encontrar un delicado equilibrio entre control de la informaci&oacute;n y revelaciones que podr&iacute;an ayudar a la naci&oacute;n a &ldquo;planear mejor su propia trayectoria&rdquo;. Los gobiernos y las empresas deber&iacute;an preocuparse menos por Wikileaks y m&aacute;s en la fuente inicial de las revelaciones, dice, porque una vez que la informaci&oacute;n sale al universo de la Internet, retirarla del ciberespacio es imposible.</p><p>Con respecto a la responsabilidad, el canciller australiano Kevin Rudd dice que no es Assange el responsable de la publicaci&oacute;n no autorizada de m&aacute;s de 200.000 documentos diplom&aacute;ticos. &ldquo;Los malos en esta pel&iacute;cula son los que le dieron la informaci&oacute;n, porque son ellos los que traicionaron la confianza. Es a ellos a quienes habr&iacute;a que condenar&rdquo;. <br /><br />Adem&aacute;s de impedir mala publicidad, Matwyshyn se&ntilde;ala la importancia de una tener una estrategia proactiva para proteger los secretos comerciales en un juicio. Seg&uacute;n ella, una compa&ntilde;&iacute;a no sabe si su informaci&oacute;n es un secreto comercial hasta que se ve en situaci&oacute;n de defenderla de un supuesto violador ante el juez. Las sentencias sobre si se ha violado o no un secreto comercial leg&iacute;timo dependen mucho de si la compa&ntilde;&iacute;a puede demostrar que consideraba a la informaci&oacute;n sustra&iacute;da o difundida un elemento de propiedad intelectual lo suficientemente importante como para tomar las medidas necesarias para su protecci&oacute;n.<br />&nbsp;</p>

<p>Julian Assange, el australiano fundador de WikiLeaks, la p&aacute;gina web que gener&oacute; un esc&aacute;ndalo mundial con la divulgaci&oacute;n de documentos clasificados oficiales, sigue en Gran Breta&ntilde;a mientras Suecia pide su extradici&oacute;n para procesarlo por supuesta violaci&oacute;n de persona. Pero m&aacute;s all&aacute; del hecho concreto, la reciente publicaci&oacute;n de cables confidenciales del Departamento de Estado norteamericano fue debatida por un grupo de expertos de la escuela de negocios Wharton y la Universidad de Pennsylvania desde el punto de vista de sus implicancias para las empresas que tienen informaci&oacute;n delicada que proteger. <br /><br />Kevin Werbach, docente de &eacute;tica empresarial y estudios legales en Wharton, cree que &ldquo;WikiLeaks es un fascinante microcosmos de una tendencia m&aacute;s grande: Internet permite una circulaci&oacute;n m&aacute;s libre de la informaci&oacute;n, tanto de la que queremos que est&eacute; al alcance de la gente como de la que no. La tecnolog&iacute;a digital hace que sea mucho m&aacute;s f&aacute;cil que una persona disgustada por alg&uacute;n motive distribuya a los cuatro vientos una masa de informaci&oacute;n delicada en forma casi instant&aacute;nea.</p><p>Si bien las filtraciones premeditadas y otros tipos de revelaciones no autorizadas no son nada nuevo, a su criterio la tecnolog&iacute;a digital hace que sea mucho m&aacute;s f&aacute;cil para un individuo descontento dar a conocer cantidades enormes de informaci&oacute;n en forma casi instant&aacute;nea. <br /><br />Para muchos el caso Wikileaks abri&oacute; un debate fundamental sobre privacidad de la informaci&oacute;n versus acceso p&uacute;blico en la web abierta. El 6 de diciembre, el ensayista John Naughton public&oacute; una columna en el diario ingl&eacute;s <em>The Guardian </em>donde dec&iacute;a que la conclusi&oacute;n m&aacute;s importante que se extrae del caso Wikileaks es que representa la primera confrontaci&oacute;n sostenida entre el orden establecido y la cultura de Internet. Y as&iacute; es, porque mientras Assange est&aacute; detenido, WikiLeaks y otros &ldquo;sitios espejo&rdquo; que aparecieron de pronto para distribuir su material est&aacute;n amenazando con dar a conocer un c&oacute;digo que podr&iacute;a liberar datos no censurados y m&aacute;s delicados de gobiernos y grandes empresas si matan o condenan a Assange.</p><p>&nbsp;</p>

<p>Las empresas sistem&aacute;ticamente cometen el mismo error: no instalan un sistema general de protecci&oacute;n de la informaci&oacute;n y conf&iacute;an con demasiada frecuencia en las soluciones tecnol&oacute;gicas de seguridad. &ldquo;Creen que si tienen un buen departamento de tecnolog&iacute;a est&aacute;n cubiertas. Y eso no es as&iacute; porque los flujos de informaci&oacute;n deben ser vigilados no solo mediante tecnolog&iacute;a, sino en forma total en toda la organizaci&oacute;n.&rdquo;<br />
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Las organizaciones que dependen de mantener secretos deben desarrollar procesos sist&eacute;micos que abarquen la informaci&oacute;n a compartir. Ella dice que hay una dualidad en la forma en que las empresas manejan su informaci&oacute;n. Por un lado, el crecimiento de los medios sociales las invita a abrirse a Internet para conectarse con nuevos clientes y crear una mayor presencia en las comunidades. &quot;Desde el punto de vista del marketing,&quot; dice, &quot;la tecnolog&iacute;a y el salir a Internet es algo positivo. Simult&aacute;neamente, se est&aacute; desarrollando una din&aacute;mica de &ldquo;organismo cibern&eacute;tico&rdquo;. Internamente, las empresas usan tecnolog&iacute;a cada vez m&aacute;s. Cada vez m&aacute;s mecanizadas y menos humanas, conf&iacute;an en la integraci&oacute;n de sistemas computarizados para asegurar la informaci&oacute;n delicada. &ldquo;Y esos sistemas no siempre funcionan a la perfecci&oacute;n&rdquo;. <br />
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Seg&uacute;n Turow, hay tensi&oacute;n entre la necesidad de que los ejecutivos de empresas hagan comunicaciones honesta y abiertamente y el peligro de que lo que se dice francamente en reuniones privadas sea luego revelado. El sugiere que sobre los temas extremadamente delicados no habr&iacute;a que escribir, o deber&iacute;an tener los debidos controles. Pero al fin y al cabo, todo se reduce a la confianza en los propios empleados. Su lealtad es lo que cuenta&rdquo;. <br />
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