<p>A partir del mes próximo, la cadena minorista colocará “etiquetas inteligentes” extraíbles a prendas de vestir que serán leídas por un escáner. Los empleados de Wal-Mart sabrán, por ejemplo, qué talle de Wrangler está faltando, con el objeto de asegurar que los estantes estén bien equipados y el inventario esté bien controlado. Si el sistema funciona bien, las etiquetas de identificación por radio frecuencia serán aplicadas a otros productos en todos los locales de Wal Mart. <br />
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Antes de esto, todos los grandes minoristas, incluido Wal Mart, usaban primeramente estas etiquetas FRID, que almacenan códigos únicos de identificación numérica que se pueden escanear a la distancia, sólo para seguir la pista a la mercadería a lo largo de la cadena de suministro. Esta adopción de Wal Mart será la más grande en el mundo y muchos creen que hará que otros minoristas comiencen a usar estos códigos electrónicos, aunque siguen siendo muy caros.</p>
<p>Si bien las etiquetas se pueden quitar de la ropa y de los paquetes, no se pueden desactivar, y son rastreables. Los grupos que luchan por la defensa de la privacidad dicen que los comerciantes inescrupulosos, o criminales, podrán irán a los hogares de los consumidores y escasear sus tachos de basura para descubrir lo que han comprado.</p>
<p>También les preocupa que los minoristas podrán escanear a los clientes que lleven nuevos tipos de tarjetas de identificación al recorrer sus locales, sin que ellos se enteren. Varios estados de la Unión ya están emitiendo licencias de conducir con códigos de radiofrecuencia para que a traviesen las fronteras estaduales con mayor facilidad. El temor de los grupos de privacidad plantea que sería posible que los comerciantes escaneen a la gente que tiene esas licencias mientras hacen compras. Y luego conocer la identidad de la persona la siguiente vez que pisa su local.<br />
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Wal-Mart implementa a escala las tarjetas inteligentes
Wal-Mart proyecta poner masivamente en práctica un sistema de identificación electrónica para tener control de las prendas de vestir que se venden en sus locales. Es el primer paso en un sistema que según sus defensores controlará mejor el inventario y sus detractores, traerá problemas de privacidad.