Los jóvenes chinos están contribuyendo al renacimiento del lujo en ese país. Vuelven a llenar las tiendas de Louis Vuitton, Chanel y Cartier luego de largos meses durante los cuales no vieron ganancias.
Los consumidores chinos, que durante más de una década fueron los responsables del renacimiento del lujo, antes viajaban a las grandes capitales europeas como París, Londres y Milán a comprar a menor precio los artículos suntuarios que buscaban. Ahora prefieren comprar en su propio país.
Hermés está aumentando su producción de artículos de cuero en Francia para satisfacer la demanda de carteras en Asia.
LVMH,. El grupo de lujo más grande del mundo por ingresos registró considerables ganancias en China y otros países asiáticos en los dos últimos trimestres.
En un momento de menor crecimiento las marcas están tratando de adaptarse a los cambios en la demanda de los consumidores y a la disrupción digital. Lo hacen con audacia y creatividad. Abren más tiendas en China y en otros mercados emergentes, donde la clase media surge con fuerza y mayor poder adquisitivo. Desde mediados del año pasado se registra en China un discreto renacimiento de la demanda. Aunque en términos generales el crecimiento económico se desaceleró, el aumento del crédito elevó los precios de las propiedades e las principales ciudades creando un importante efecto de riqueza que se manifiesta en el consumo.
En comparación con las marcas de consumo masivo, las de lujo llegaron tarde a la fiesta digital. Durante mucho tiempo las marcas decían en que para ellas lo mejor era no existir en Google. Eso está cambiando. Hoy seis de cada 10 ventas son influenciadas por el mundo digital. Hoy, el gran desafío para el lujo es ofrecer en el mundo virtual la misma experiencia exclusiva que ya desde hace tanto tiempo saben ofrecer en el mundo físico.
