Mark Zuckerkberg sigue teniendo el control total sobre Facebook. La prueba está que al Congreso solamente le interesaba escuchar su propia declaración. Gracias a la estructura accionaria de la compañía, el resto de los inversores no tienen mucha participación en las decisiones.
Facebook tiene dos tipos de acciones. Acciones Clase A que circulan en los mercados públicos y tienen un voto por cada una. Las acciones Clase B, que están disponsibles solamente para personas de adentro de la compañía y les corresponden 10 votos por acción.
Zuckerberg tiene muchas acciones clase B, las suficientes para darle 60% de poder de voto. Además es presidente del directorio. O sea, en Facebook se hace lo que él quiere.
Ahora que tanto él como su empresa están sometidos a una intensa vigilancia política por el escándalo reciente, los inversores activistas aprovechan la oportunidad para criticar la estructura de la firma.
Uno de ellos, Michael Frerichs, dijo esto:
“Zuckerberg no tiene que darle explicaciones a nadie: ni al directorio ni a los accionistas. Hoy él es su propio jefe y claramente eso no está funcionando”.
Scott Stringer, controlador de la Ciudad de Nueva York, presentó un plan a principios de mes solicitando que Zuckerber renuncie como presidente del directorio. Explica que el escándalo reciente significó la pérdida de US$ 60.000 millones en capitalización de mercado. El férreo control que ejerce sobre la compañía hace que con cada paso mal dado las acciones se vuelvan vulnerables y las repercusiones para los accionistas son graves.
Por su parte, Zuckerberg no se da por aludido. Este mes dijo: “Una de las razones por las que somos muy afortunados es por la estructura de la compañía. Una compañía controlada, no expuesta a los intereses cortoplacistas de los inversores”.