Los incesantes avances tecnológicos vienen desde hace tiempo borrando los límites entre los públicos a los que tradicionalmente se dirige el marketing. Especialmente cuando los objetivos son empresas o gobiernos, se usa determinado lenguaje que es específico para cada grupo, dice en Forbes Judy Abel. Un fabricante usa lenguaje para mayoristas. Un contratista de defensa debe conocer el lenguaje adecuado para dirigirse al Pentágono.
Sin embargo, lo que se ha olvidado –cualquiera sea el mercado objetivo– es que el elemento fundamental para tomar una decisión es siempre humano. El marketing le habla a seres humanos.
Habrá entonces que ir un paso más allá de los famosos B2B, B2C o B2G para adoptar la perspectiva B2P (Personas).
¿En qué consiste esto? En asegurarse que los mensajes, cualquiera sea la audiencia, sean humanamente relevantes. Por lo tanto, frente a cualquier desafío deberemos tratar de ponernos en los zapatos del público. Qué les preocupa, qué es importante para que se sientan triunfadores, qué sienten frente al sector, al producto y cómo podemos cambiar esas percepciones. B2People, o personas, consiste en reconocer que le estamos hablando a personas reales y entonces debemos comunicarnos con ellas en un lenguaje que sea relevante para sus vidas. El marketing que logre este objetivo será el más poderoso y el más eficaz