Advirtiendo que la gente pasa un tercio de sus vidas trabajando, los autores ni critican ni lamentan ni elogian ni pontifican. Simplemente describen con gran detalle cómo y por qué las organizaciones hacen lo que hacen, cómo encajan las partes que la componen, cómo nacen las reglas y qué pasa cuando se cambian las reglas.
Lo que han hecho en este libro es un análisis de la oficina moderna destacando las facetas que son valiosas y cómo se pueden usar de la mejor manera. Dedican bastantes páginas a considerar cómo fue que las cosas llegaron a estar como están hoy y van a corazón de los modelos organizacionales que sí funcionan, como la investigación de mercado basada en investigación y desarrollo de McDonald’s. con ejemplo de todo tipo de estructuras – como HP, la Iglesia Católica, Procter & Gamble, el ejército de Estados Unidos, BP y la Comisión 9/11 —los autores destacan la importancia de un buen gerenciamiento y hasta defienden algunos elementos de la vida oficinesta que son difíciles de justificar, como las exageradas remuneraciones a los CEO. Dicen que hay mucho que salvar en la maltrecha cultura actual de las oficinas, aunque el libro no es, en sí, una defensa de las actuales estructuras.
Es una evaluación equilibrada de los pros de las cosas tal como se están haciendo y un plan maestro para mejorarlas. Ellos dicen, por ejemplo, que la vida en las organizaciones puede ser un paraíso o un infierno en forma secuencial o simultánea. Por eso incluyen muchos ejemplos de buen trabajo, creatividad e idealismo que desafían el análisis costo beneficio. Esto último amplía las fronteras de la economía organizacional para reconocer que todo cuenta aún cuando no pueda contarse. Hay, dicen, otros resultados de valor además de la ganancia neta.