Son cada vez más numerosas las empresas que fomentan la sinergia que se produce cuando los empleados interactúan en situaciones informales. Parecería que abundan pruebas de que al liberar a los empleados de la rígida estructura oficinesca se desata también la interacción de las ideas.
Algunos la llaman la tendencia hacia “el espacio grupal” y consiste en un cambio de posiciones bastante notable: ya no parece estar mal que dos o más empleados se reúnan junto al dispensador de agua, o la máquina de café, o en los pasillos. No sólo no está mal que conversen sino que es algo para fomentar. El objetivo es que los trabajadores aprendan los unos de los otros en un entorno informal.
Detrás de esta novedosa idea está el convencimiento – bastante nuevo – de que en las organizaciones el aprendizaje se hace informalmente. Un estudio realizado por el Center for Workforce Development (www.edc.org/cwd) a principios de este año descubrió que, “en gran medida, el éxito de las empresas estadounidenses dependerá de la capacidad de empleadores y empleados para aprender las nuevas habilidades necesarias para el trabajo”. Alrededor de 70% del aprendizaje en el trabajo se adquiere informalmente, fuera del aula y de los programas de capacitación, declara el Bureau of Labor Statistics.
Pero aparentemente la gran mayoría de las empresas hacen poco o nada para fomentar el aprendizaje informal.
Ahora hay una revolución en ciernes. Liberadas por la tecnología, las empresas comienzan a voltear las paredes de la oficina tradicional. Basta de cubículos, basta de escritorios personales. Sólo un lugar común para reuniones donde los colegas pueden alternar y, se espera, aprender de los demás. Dos ejemplos:
* Siemens Power Transmission and Distribution (Wendell, North Carolina) eliminó los relojes para marcar entrada y salida, ampliaron la cafetería y la sembraron de lápices y anotadores para estimular la reflexión y la discusión de ideas.
* El CEO de British Airways, Bob Ayling ha comenzado a recorrer sus nuevas oficinas deteniéndose a cada paso para hablar con sus empleados. “Aprendo más en un par de días de lo que aprendía antes en un mes”, comentó a The Economist.
Empleos que hacen falta
Las grandes firmas estadounidenses vaticinan un menor crecimiento de la fuerza laboral para los próximos meses, según una encuesta realizada por la American Management Association. El dato más revelador de esa encuesta es qué tipo de trabajadores son los que buscan esas firmas – por lo general a personas que diseñan, crean, venden y arreglan productos-, y qué tipo de actividad se proponen reducir –, administradores y gerentes medios-.
Las empresas que sí están contratando gente, por lo general lo hacen en forma tal que puedan, llegado el caso, reducir o ampliar fácilmente su plantel de personal, según sus necesidades. Esto indica cierta renuencia a contratar empleados permanentes o a tiempo completo, y una mayor inclinación por el trabajo temporario, de medio tiempo, y por contrato.
La situación de crédito fácil que se vivió en los últimos años está dando paso a un nuevo espíritu de aversión al riesgo por parte de prestadores, inversores y empresas. Si las empresas logran reducir sus costos sin reducir empleos ni perder la confianza del consumidor, podrán contribuir a impedir que la desaceleración económica degenere en recesión.
Son cada vez más numerosas las empresas que fomentan la sinergia que se produce cuando los empleados interactúan en situaciones informales. Parecería que abundan pruebas de que al liberar a los empleados de la rígida estructura oficinesca se desata también la interacción de las ideas.
Algunos la llaman la tendencia hacia “el espacio grupal” y consiste en un cambio de posiciones bastante notable: ya no parece estar mal que dos o más empleados se reúnan junto al dispensador de agua, o la máquina de café, o en los pasillos. No sólo no está mal que conversen sino que es algo para fomentar. El objetivo es que los trabajadores aprendan los unos de los otros en un entorno informal.
Detrás de esta novedosa idea está el convencimiento – bastante nuevo – de que en las organizaciones el aprendizaje se hace informalmente. Un estudio realizado por el Center for Workforce Development (www.edc.org/cwd) a principios de este año descubrió que, “en gran medida, el éxito de las empresas estadounidenses dependerá de la capacidad de empleadores y empleados para aprender las nuevas habilidades necesarias para el trabajo”. Alrededor de 70% del aprendizaje en el trabajo se adquiere informalmente, fuera del aula y de los programas de capacitación, declara el Bureau of Labor Statistics.
Pero aparentemente la gran mayoría de las empresas hacen poco o nada para fomentar el aprendizaje informal.
Ahora hay una revolución en ciernes. Liberadas por la tecnología, las empresas comienzan a voltear las paredes de la oficina tradicional. Basta de cubículos, basta de escritorios personales. Sólo un lugar común para reuniones donde los colegas pueden alternar y, se espera, aprender de los demás. Dos ejemplos:
* Siemens Power Transmission and Distribution (Wendell, North Carolina) eliminó los relojes para marcar entrada y salida, ampliaron la cafetería y la sembraron de lápices y anotadores para estimular la reflexión y la discusión de ideas.
* El CEO de British Airways, Bob Ayling ha comenzado a recorrer sus nuevas oficinas deteniéndose a cada paso para hablar con sus empleados. “Aprendo más en un par de días de lo que aprendía antes en un mes”, comentó a The Economist.
Empleos que hacen falta
Las grandes firmas estadounidenses vaticinan un menor crecimiento de la fuerza laboral para los próximos meses, según una encuesta realizada por la American Management Association. El dato más revelador de esa encuesta es qué tipo de trabajadores son los que buscan esas firmas – por lo general a personas que diseñan, crean, venden y arreglan productos-, y qué tipo de actividad se proponen reducir –, administradores y gerentes medios-.
Las empresas que sí están contratando gente, por lo general lo hacen en forma tal que puedan, llegado el caso, reducir o ampliar fácilmente su plantel de personal, según sus necesidades. Esto indica cierta renuencia a contratar empleados permanentes o a tiempo completo, y una mayor inclinación por el trabajo temporario, de medio tiempo, y por contrato.
La situación de crédito fácil que se vivió en los últimos años está dando paso a un nuevo espíritu de aversión al riesgo por parte de prestadores, inversores y empresas. Si las empresas logran reducir sus costos sin reducir empleos ni perder la confianza del consumidor, podrán contribuir a impedir que la desaceleración económica degenere en recesión.