<p>US$1,5 millones de eso fue por “no desacreditar a la compañía y cooperar con el despido”. Algo muy difícil de explicar a los accionistas.</p>
<p>A principios de año, durante las negociaciones de la fusión, Johnson había dicho que “iban a trabajar bien juntos”. Algo ocurrió en el medio y habrá que dar una explicación a accionistas y empleados. . Los reguladores de Carolina del norte ya han citado al CEO de Duke Energy, Jim Rogers, para que ofrezca una explicación. <br />
<br />
Se trata de un ejemplo más de una política empresarial totalmente enfocada hacia adentro a nivel directorio, aparentemente sin tomar en consideración o sin solicitar la aprobación de los dueños de la corporación, los accionistas. Parece totalmente ausente la lógica fundamental de la estructura empresarial, donde se elige un directorio para que supervise y proteja la inversión de los accionistas. <br />
Hay todavía demasiados directorios que siguen funcionando como una banda de amigos. Muchos integran los directorios de las empresas de los demás, asisten rara vez a las reuniones y se remiten a poner su firma y sello a decisiones costosas sin pensar en los intereses de los dueños.<br />
<br />
El otro aspecto preocupante de todo esto es que están jugando con dinero ajeno y obteniendo abultados honorarios junto a generosas opciones de acciones. Cómo puede alguien en su sano juicio aprobar un paquete de salida de US$ 44 millones para deshacerse de un CEO que sólo ocupó un día su cargo?<br />
<br />
¿Qué sentido comercial tiene esa decisión? ¿Cuál es el ROI para los accionistas? Obviamente Bill Johnson no gustaba a algunos directores, o preferían a alguien más. Y si es cierto como dicen algunas publicaciones que el estilo gerencial de John son no coincidía con la cultura combinada de Duke-Progress, ¿por qué no se hizo eso evidente al directorio en algún momento de los 18 meses en que se gestaba la fusión? Esa explicación, entonces, no cuaja y accionistas y empleados merecen algo más cercano a la verdad. El paquete de retiro de Johnson fue acordado en una reunión especial del directorio a poco de hacerse efectiva la fusión. <br />
<br />
La lista de CEO que han despilfarrado fondos de la compañía es larga. Por ejemplo, durante el reinado de cinco años de Hank McKinnell en Pfizer la compañía perdió US $140.000 millones, pero McKinnell se retiró con una pensión valuada en US$ 161 millones por supervisar una pérdida sin precedentes. En International Paper, las acciones cayeron 68% mientras John Faraci fue CEO, pero a él le pagaron US $38 millones.<br />
<br />
Michael Jeffries, CEO de Abercrombie & Fitch tiene el récord de 17 años de mal desempeño, pero le pagaron US $71,8 millones. Su paquete incluye un bono estable de US$ 6 millones como incentivo para continuar la buena labor.Tom Freston, quien fue CEO de Viacom durante sólo 9 meses se retiró con una paga de US$ 100 millones. <br />
<br />
Pero en paracaídas de oro, el récord lo tiene Jack Welch con US$ 417 millones cuando se retiró.Recibe, además, US$ 9 millones por año por el resto de su vida. Le sigue Lee Raymond de Exxon quien recibió US $320 millones a su retiro. <br />
<br />
Lo que ocurre – para entender por qué siguen ocurriendo estos despropósitos – es que los comités de remuneración ejecutiva están habitados por colegas complacientes que casi siempre están en deuda con el CEO. Sea porque reciben honorarios adicionales, opciones de compra y otros beneficios adicionales. <br />
<br />
Lamentablemente, los accionistas, que son los dueños de estas corporaciones, no reciben ninguna consideración en estas decisiones que afectan directamente sus activos. Los CEO, los grandes beneficiarios de esta conducta irresponsable, son indiferentes a las consecuencias de sus desmanejos con empleados, accionistas y las comunidades afectadas por sus acciones. Los accionistas, poco a poco, están comenzando a levantar la voz en el tema de la remuneración ejecutiva. <br />
</p>
Un CEO que costó US$ 44 millones por un día de trabajo
Bill Johnson, el recientemente despedido CEO de la fusión entre Progress Energy y Duke Energy, tiene ahora el récord del CEO mejor pagado por el término más corto de la historia: US$ 44 millones por un día.