En el negocio editorial ahora hay dos formas de llegar al público: la edición “tradicional”, que es costeada por la editorial que apuesta su dinero al éxito de venta de la publicación; y la edición POD, mediante la cual una persona, confiada en el valor de su obra y convencida de que va a encontrar lectores interesados ( por pequeño que sea el grupo) ofrece financiar la impresión de la obra.
Esto es mucho más que una diferencia de fuente de financiamiento. La edición POD puede ser de “diez ejemplares”, “de cinco” o hasta de “uno solo”. El movimiento POD implica a un gran conjunto de autores que quieren captar aunque sea a un mínimo segmento del mercado de lectores, y por eso pagan.
Cuando recién apareció esta nueva posibilidad, la tendencia general dentro del negocio editorial fue tachar a esos autores de “vanidosos”, aludiendo a su deseo de pagar para ser reconocidos. Pero en este sentido podría decirse también que cualquier intento de llevar un trabajo personal a conocimiento del gran público – y esto abarca obviamente la edición “tradicional” — implica siempre una cierta cuota de “vanidad”.
Los servicios de POD han reducido la “financiación de una tirada” a la posibilidad de imprimir un solo ejemplar. La eliminación de esta antiquísima barrera económica de acceso ha llevado al surgimiento de lo que ahora se llama “proveedores de servicios iniciados por el autor”, que existen desde hace apenas dos años.
Sin embargo, por más ruido que esté haciendo esta moda de las publicaciones POD, toda la industria apenas ha publicado menos de 1% de los manuscritos que son llevados ante los editores en un solo año calendario. Esto no incluye ni los títulos agotados indefinidamente ni los libros que fueron presentados el año pasado.
En el negocio de las editoriales se está produciendo un cambio fundamental: se está pasando de una estrategia de marketing vertical (de arriba hacia abajo en el cual un editor usa “todos los recursos a su disposición” para vender una novela que acaba de editar ,porque el dinero lo arriesgó su editorial) – hacia una estrategia horizontal, más inteligente y con mayor puntería.
El nuevo modelo considera que cada libro impreso puede ser rentable y que ningún nicho es demasiado pequeño para que una editorial lo explote con éxito.
Es por eso que la edición POD y la venta “un-libro- por vez
“ favorece, en realidad, al editor independiente permitiéndole aprovechar mercados más pequeños y más identificables. No requiere intermediarios y logra más que la simple fuerza bruta de las grandes editoriales.
Pronto veremos cada vez más autores de renombre ( y editoriales igualmente famosas) iniciarse en este nuevo territorio.
En el negocio editorial ahora hay dos formas de llegar al público: la edición “tradicional”, que es costeada por la editorial que apuesta su dinero al éxito de venta de la publicación; y la edición POD, mediante la cual una persona, confiada en el valor de su obra y convencida de que va a encontrar lectores interesados ( por pequeño que sea el grupo) ofrece financiar la impresión de la obra.
Esto es mucho más que una diferencia de fuente de financiamiento. La edición POD puede ser de “diez ejemplares”, “de cinco” o hasta de “uno solo”. El movimiento POD implica a un gran conjunto de autores que quieren captar aunque sea a un mínimo segmento del mercado de lectores, y por eso pagan.
Cuando recién apareció esta nueva posibilidad, la tendencia general dentro del negocio editorial fue tachar a esos autores de “vanidosos”, aludiendo a su deseo de pagar para ser reconocidos. Pero en este sentido podría decirse también que cualquier intento de llevar un trabajo personal a conocimiento del gran público – y esto abarca obviamente la edición “tradicional” — implica siempre una cierta cuota de “vanidad”.
Los servicios de POD han reducido la “financiación de una tirada” a la posibilidad de imprimir un solo ejemplar. La eliminación de esta antiquísima barrera económica de acceso ha llevado al surgimiento de lo que ahora se llama “proveedores de servicios iniciados por el autor”, que existen desde hace apenas dos años.
Sin embargo, por más ruido que esté haciendo esta moda de las publicaciones POD, toda la industria apenas ha publicado menos de 1% de los manuscritos que son llevados ante los editores en un solo año calendario. Esto no incluye ni los títulos agotados indefinidamente ni los libros que fueron presentados el año pasado.
En el negocio de las editoriales se está produciendo un cambio fundamental: se está pasando de una estrategia de marketing vertical (de arriba hacia abajo en el cual un editor usa “todos los recursos a su disposición” para vender una novela que acaba de editar ,porque el dinero lo arriesgó su editorial) – hacia una estrategia horizontal, más inteligente y con mayor puntería.
El nuevo modelo considera que cada libro impreso puede ser rentable y que ningún nicho es demasiado pequeño para que una editorial lo explote con éxito.
Es por eso que la edición POD y la venta “un-libro- por vez
“ favorece, en realidad, al editor independiente permitiéndole aprovechar mercados más pequeños y más identificables. No requiere intermediarios y logra más que la simple fuerza bruta de las grandes editoriales.
Pronto veremos cada vez más autores de renombre ( y editoriales igualmente famosas) iniciarse en este nuevo territorio.