¿Todo vuelve? De acuerdo a una nueva investigación de la consultora Accoumtemps sólo el 48% de los trabajadores que dejan un puesto volverían a ese mismo puesto para ocupar su viejo lugar. Un número muy distinto al que acusan los managers de Recursos Humanos, porque tanto como el 98% de ellos confirma que le darían la bienvenida a un ex empleado. Aunque la condición insalvable es que la relación laboral haya terminado en buenos términos. No obstante, la mayoría de los empleados no dejan los trabajos en los cuales están cómodos. Según la misma encuesta la mayor razón por la cual los empleados dejan el trabajo es que no se siente cómodos con la administración (23% de los encuestados respondió esto). La segunda fue la cultura corporativa (14%) y la tercera (10%) es que la empresa no gestionó bien la salida del empleado. El gran desacople entre las expectativas de los gerentes de Recursos Humanos y los deseos de los empleados de volver puede generar problemas para la compañía porque podría no volver a recuperar a un empleado clave.
¿Por qué quieren de nuevo a los empleados?
Los empleados bumerán tienen una curva de aprendizaje más pequeña que los nuevos y por eso necesitan menos entrenamiento. Además, ya demostraron que pueden acomodarse a la compañía así que van a haber menos sorpresas desagradables en el futuro. Por eso las compañías que dejan ir a sus empleados en malos términos o no toman en serio la entrevista de despido están perdiendo una gran oportunidad para el futuro. Los principales motivos para la recontratación de antiguos empleados es que los directivos ya conocen sus habilidades; ya saben que sí encajan dentro de la cultura organizacional; que hay una falta de expertos en áreas especializadas como tecnologías de información y comunicación, mercadeo y finanzas; y que es menos riesgoso que contratar nuevos empleados. Recontratar empleados despedidos es una forma de mantener bajos los costos de contratación ya que no habrá honorarios que pagar. Los empleadores ya conocen los talentos y habilidades de los trabajadores, ellos pueden volver a desempeñar sus antiguos trabajos rápidamente y ya han demostrado que encajan bien en la organización.
Razones prácticas, de facilidad, rapidez y de costos son las que mueven a los directivos a conservar una buena relación con quienes despiden en momentos difíciles para abrir las puertas a una reincorporación apenas mejoren las condiciones del negocio y se pueda volver a contratar. Y es que el costo de una mala contratación puede llegar tan alto como hasta tres veces el salario de un empleado, incluyendo indemnización, compensación por desempleo, gastos de reclutamiento, ingresos del negocio y productividad perdidos, y potenciales demandas por malas terminaciones del contrato. Parece que vale más malo conocido que bueno por conocer.