Con la economía colapsada y el virus devorando a la población, el gran empresario fracasó espectacularmente como líder administrador de crisis. Parecería imposible que logre la reelección y sin embargo está empeñado en conseguirla.
Trump no supo ver las señales de gravedad que se avecinaban. No escuchó consejos y se empeñó en desestimar lo que estaba pasando. En el comienzo de lo que luego fue pandemia dijo cosas que horrorizaron hasta a sus seguidores: sugirió, por ejemplo, el recurso de inyectar lavandina para protegerse del virus y aconsejó a su equipo que no se hicieran tantos tests.
La pandemia ya se ha llevado casi 50.000 vidas estadounidenses, ha dejado sin empleo a 30 millones de trabajadores y ha colapsado la economía. En medio de esa situación el asesinato de George Lloyd generó protestas que son reprimidas por fuerzas federales. Todos los días cientos de madres se plantan pacíficamente ante las autoridades. Se autodenominan “Pared de madres”, corean “por favor no nos tiren” y cantan canciones de cuna.
Según interpreta la revista alemana Der Spiegel, es algo bastante usual ver a un líder buscar la reelección ganando una guerra en alguna parte del mundo. Lo que es único – y nunca visto en Estados Unidos – es que lo intente librando una guerra dentro mismo de su país. Trump despliega tropas militarizadas por todo Estados Unidos para reprimir y arrestar manifestantes, tropas que por lo general se reservan para operaciones antiterroristas o para combatir el tráfico de drogas.
Parecería que su estrategia, para ganar las elecciones, fuera sembrar el caos para surgir como el gran salvador. Falta ver si le da resultado o si el tiro le sale por la culata.
