Buenos aquí quiere decir los que prefieren aportar más que recibir. Otra palabra para identificarlos es “dadores”, los que dan.Durante casi todo el siglo 20 las organizaciones estaban organizadas en silos independientes. Allí los vivos podían abusar de los buenos sin sufrir demasiadas consecuencias.
Como ha cambiado la naturaleza del trabajo y muchas de las grandes empresas están organizadas en equipos, las estructuras exigen que los empleados colaboren entre sí y coordinen sus actividades. Cuando un equipo trabaja en un proyecto, sea de cuerpo presente o a través de comunicaciones digitales desde distintos puntos del planeta, los que van adelante son los colaboradores, o sea, los “buenos” de antes”. Y los que siempre aprovecharon el trabajo de los demás van quedando relegados.
En una gran cantidad de campos de la actividad, desde la manufactura hasta los servicios, las investigaciones están demostrando que los empleados con mayor proporción de roles de liderazgo y de supervisión tienen características de “dar” y no de recibir.
El trabajo ahora se ha vuelto interdependiente, lo que quiere decir que los empleados serán evaluados o promocionado no solo sobre la base de sus resultados individuales sino también en términos de sus aportes al grupo. Eso reduce los incentivos para que algunos exploten a otros. Y esto permite a los “dadores” a ganar reputación de generosos y buenos compañeros de equipo. Muchas investigaciones muestran que esas cualidades son la base para el buen liderazgo.
También se ha demostrado que cuando los dadores se convierten en líderes, sus grupos es
tán mejor.
Al colaborar con el grupo, los “dadores también tienen oportunidad de demostrar sus habilidades y tienen grandes posibilidades, al finalizar el proyecto, de emerger como líderes.